Despedida del presidente Santi Boza

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Hace cuatro años asumía la responsabilidad de la que hoy me despido. Como compartí entonces, fue una decisión aplazada un año cuando se me planteó por primera vez en el 2017 y, al recibir la petición por parte de Maria Martínez un año después, no encontré ningún motivo que me hiciera decir no. Todo me llevaba a decir sí. Mi momento personal entonces que me animaba a hacerlo, mi trayectoria en mi grupo de revisión de vida que me ha enseñado muchísimo sobre lo que supone la militancia obrera y cristiana ya desde la JOC y, claro, también la capacidad de persuasión y entusiasmo de la propia Maria al hacerme la propuesta. El balance, a pesar de las dificultades que podéis imaginar, no puede ser más positivo. Ha sido un privilegio trabajar junto a un Comité Permanente tan entusiasta, que ama el Movimiento, que cuando se han tomado decisiones, complicadas algunas de ellas debido a las situaciones inéditas que todos nos hemos encontrado, ha tratado de hacerlo pensando en la militancia en su conjunto. Quiero agradecer a todos los miembros de este equipo permanente su acompañamiento, el saber estar a la altura en decisiones complicadas que hemos tenido que tomar, velando en todo momento por el bien común y los intereses de la mayoría. Todos, creo que estarán de acuerdo, en que las dificultades nos han hecho aprender y crecer mucho. Quiero agradecer muy especialmente al pequeño grupo de trabajadores de ACO (Joaquim y Àngela en coordinación, Marilia y Manoli en secretaría, Joan Andreu en comunicación) con quien he compartido estos años, su compromiso y cariño por ACO. Gracias por el acompañamiento siempre oportuno y cargado de sentido del humor de Pepe Baena como consiliario del movimiento con el que he coincidido estos años. Mi recuerdo, reconocimiento y mi cariño por “mis presidentas”, Maria y Rocío, con quienes he compartido tantos momentos de tomas de decisiones, de valorar prioridades, de discernimiento y de oración, muchas gracias. Mi gratitud a todos y cada uno de los militantes con los que he compartido algún momento durante estos cuatro cursos, en el Comité General, en las visitas a las zonas con motivo de algún encuentro, menos numerosas de lo que me hubiera gustado. O simplemente, intercambiando una sonrisa de complicidad presencial o telemática. Quiero sobre todo agradecer la vida compartida a través de sus testimonios que nos permiten descubrir a Jesús en el compromiso que contribuye a cambiar nuestro entorno. Aunque formalmente es hoy, día de la Jornada General, cuando me despido de la responsabilidad, no será hasta la celebración de nuestro XII Consejo cuando dejaría de asumir estas funciones. De todo corazón confío en que el Presidente que ahora, o espero próximamente, asuma la responsabilidad que ahora yo dejo, experimente el sentido de privilegio que yo he disfrutado y que, tal y como el Evangelio nos enseña en la Parábola de los Talentos nos invita a sembrar (Mateo 25,14-30), confiando en que el fruto obtenido vale la pena.

La experiencia en el «Congreso de Laicos 2020-Pueblo de Dios en salida»

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Durante los pasados ​​días 14 al 16 de febrero de 2020 tuvo lugar en el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo de Madrid la celebración del «Congreso de Laicos 2020-Pueblo de Dios en Salida». Por parte de nuestro movimiento ACO participamos, aparte de nosotros como presidente y presidenta, alguna y algún otro militante representante de delegaciones de Pastoral Obrera u otras entidades a las que están vinculados. Este Congreso propuesto por la Conferencia Episcopal Española y encomendado a la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar, tenía marcado como objetivo general dar un impulso al papel que el laicado debe desarrollar dentro de nuestra Iglesia, que sirva como respuesta a los retos que el anuncio del Evangelio tiene para todas y todos los creyentes, como motivo de esperanza, alegría y acompañamiento. Desde las diferentes diócesis de toda España se fue trabajando previamente en un proceso de coordinación precongresual elaborando un documento-cuestionario llamado «Un laicado en acción» utilizando el método de discernimiento propuesto por el papa Francisco, basado en el Reconocer, Interpretar y Elegir que tan familiar puede resultar a los que, habituados al método de la revisión de vida, podríamos identificar con el Ver, Juzgar y Actuar. La segunda etapa es propiamente la que vivimos en el Congreso. Organizados en cuatro itinerarios: Primer Anuncio, Acompañamiento, Procesos Formativos y Presencia en la Vida Pública, las y los participantes tuvimos oportunidad de trabajar diferentes líneas temáticas que partían de una ponencia inicial, para pasar a compartir experiencias concretas a modo de testimonio y un trabajo posterior para grupos. En el guión para los grupos de reflexión nos compartían que este tiempo de reunión era un momento fundamental y que teníamos que realizar un ejercicio de discernimiento y planteamiento de propuestas. Contestábamos a tres preguntas: 1-¿Qué actitudes convertir? Cambios concretos que vemos necesario incorporar personal y comunitariamente; 2-¿Qué procesos activar? Caminos concretos que tenemos que abrir para crecer y avanzar; 3-¿Qué proyectos proponer? Plan, acción, iniciativa o actividad específica que permita convertir actitudes y procesos. Estos retos se recogieron en una ponencia final a modo de resumen. La tercera etapa, llamada post-Congreso, apenas ahora comienza y en ella debe quedar garantizada la continuidad de lo que durante los días del Congreso ha sido vivido y trabajado. En este sentido, por ejemplo, la diócesis de Barcelona se ha encontrado el 7 de marzo pasado para dar a conocer las conclusiones recogidas en la ponencia final y de qué forma podemos construir en comunión estos procesos de transformación que nuestra Iglesia y nuestra sociedad nos pide y necesita. Sin duda, el verdadero reto nos lo encontramos ahora en afrontar la forma en cómo podemos responder de manera responsable y comprometida a lo que este proceso de discernimiento y comunión nos pide. El Congreso sólo es un punto de partida para salir a ser luz. El momento de grandes cambios, que como Iglesia y sociedad estamos viviendo y en el que nos encontramos inmersos, requiere grandes retos que no son ajenos a nuestro Movimiento y que tenemos pendientes, por ejemplo, en la celebración de nuestro próximo XII Consejo en mayo del 2021. Porque somos Iglesia y la estimamos, queremos participar de pleno derecho y continuar colaborando y trabajando allí donde nos piden o valoramos que debemos estar. Hemos podido explicar ACO a muchas compañeras y compañeros que no nos conocían y presentarnos también a obispos y curas expresando nuestro sentido de sinodalidad que nos creemos y que tenemos que ir construyendo. Maria Martínez y Santi Boza

«Acompañar en la precariedad.» Jornadas de Pastoral Obrera en Ávila

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Durante el fin de semana del 23 al 25 de noviembre participamos en las XXIV Jornadas Generales de Pastoral Obrera celebradas en Ávila. Desde la reflexión a partir de experiencias compartidas y la oración en común, se pretendía profundizar en las raíces que desde las actitudes de Jesucristo plasmadas en el Evangelio nos permiten acompañar a las personas empobrecidas en el mundo obrero. Y es que el lema de esta edición ha sido "Acompañar en la precariedad". Asistimos a las jornadas conjuntamente con Rafi Cáceres, directora de la POB (Pastoral Obrera de Barcelona), y Pepe Rodado, director del SIPOC (Secretariado Interdiocesano de Pastoral Obrera de Cataluña). Con ellos y unos sesenta representantes más de los diferentes movimientos que integran la Pastoral Obrera, provenientes de toda España, compartimos experiencias de vida obrera en las que la palabra de Jesús estuvo presente. La ponencia del sábado 24 por la mañana fue a cargo de José Luis Segovia Bernabé "Josito", doctor en Teología Pastoral, que aportó una excelente reflexión vivida desde su experiencia en barrios del entorno de Madrid sobre lo que supone acompañar realidades de empobrecimiento desde la perspectiva de una relación bilateral entre el que acompaña y el acompañado, siendo muy consciente de nuestras debilidades que, al mismo tiempo, deben servir para fortalecernos como personas al servicio de la comunidad. Nos apuntaba que los retos que afrontamos en este mundo cambiante deben ser abordados desde la iglesia, respondiendo a lo que nos marca el Evangelio, sin descuidar el aspecto reivindicativo que debe volver digna la realidad de precariedad. En palabras del propio Segovia, "de espaldas a los pobres, se puede ser creyente pero no cristiano". En la última parte de su aportación, Segovia hacía énfasis en las actitudes de Jesucristo y su mirada al otro, una mirada que abarca y no juzga, no clasifica, pero que pretende ser transformadora de la realidad. El sábado por la tarde compartíamos un par de experiencias de trabajo en y con la precariedad. En primer lugar, la de los barrios ignorados en Andalucía, con la experiencia concreta de testimonios desde algunos barrios de la ciudad de Córdoba, reflexionando sobre la estigmatización de barrios enteros instalados en la precariedad durante décadas y lo difícil que es salir de este estigma cuando las soluciones aportadas desde la administración se muestran insuficientes. La segunda de las aportaciones constituía una reflexión sobre la precariedad en el mundo laboral en la comarca de Vega Baja-Vinalopó hecha por Carmen Palomar, militante de ACO de la diócesis de Alicante, que como sindicalista presentaba un panorama de la realidad laboral en una comarca donde la suma de la temporalidad en el trabajo con la presencia notable de colectivos especialmente desfavorecidos, como el femenino y el inmigrante, hacen especialmente difícil dar una respuesta eficaz. La última sesión del domingo comenzaba con una emocionante oración preparada por la JOC dedicada a la conmemoración del Día Internacional contra la violencia de género con el lema "Vivas, libres y unidas". A continuación pasamos a trabajar por grupos marcándonos retos concretos para acompañar en la precariedad desde nuestra naturaleza de pastoral obrera. Una serie de aportaciones sobre la forma de conmemorar la próxima edición que representará el 25 aniversario de la Pastoral Obrera de toda la Iglesia y la lectura del comunicado final, ponían fin a estas provechosas y enriquecedoras jornadas. María Martínez y Santi Boza

Compartiendo con la diócesis de Córdoba

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A la llamada que hicimos a LuisFer, nuevo responsable de la diócesis de Córdoba, para animar a los y las militantes a la asistencia a la Jornada General del 12-O, él nos contestó que era muy difícil que pudieran venir, pero que les gustaría y nos proponía que fuéramos nosotros a participar de su Asamblea de inicio de curso el sábado 20 de octubre. Así que valorando con el Comité Permanente, acordamos que nosotros, Maria y Santi, iríamos a celebrar con todas y todos los militantes el inicio de curso. Llegamos a Córdoba el 19 a las 9 de la noche y ya nos estaban esperando en la estación, nos habíamos organizado para dormir en las casas de Fabio y LuisFer. Tras dejar maletas ya fuimos un grupo a cenar. La Asamblea la habían organizado en Encinarejo, un pueblo a unos 18 km de la capital donde viven una familia de militantes de ACO. Encuentro con más militantes/as hasta 16 y 12-13 niños y niñas. Después de la Eucaristía presidida por Paco Aguilera, que sigue acompañando a los grupos de la zona como consiliario, comenzó la reunión. Incluido en el orden del día figuraba que nosotros pudiéramos explicar la Jornada General y así lo hicimos de manera resumida porque primordialmente se dedicó el encuentro a concretar y aprobar objetivos, medios y calendario para este curso. Continuábamos con una comida consistente en un perol de arroz buenísimo, cocinado por dos mujeres familiares de unos militantes. Un rato después compartíamos café, experiencias, opiniones, vivencias… Por la tarde, a la propuesta que nos hicieron algunos militantes/as de ir al casco antiguo de Córdoba a visitar una exposición en algunos patios y jardines, dijimos que sí. Se trataba del llamado Festival Flora que se celebraba por segunda vez y que era una excusa magnífica para poder hacer una cata del extraordinario centro histórico de la ciudad. Ya de vuelta en el barrio de Valdeolleros, donde viven la mayoría de los militantes, de nuevo nos esperaban para cenar. Por la mañana del domingo 21, nos acompañaban a la estación para tomar el tren de regreso a Barcelona. Ha sido un encuentro donde se manifestaba la alegría, el agradecimiento, las ganas de querer continuar, la necesidad de potenciar el contacto entre zonas, y el enriquecimiento que representa compartir cómo se vive y se organizan el resto de zonas/diócesis. Recordaban y agradecían mucho el hecho de que en enero de este año ya fuese Josep Ferrer, responsable de la Comisión de Iniciación, a tomar contacto con ellos. Explicitaron su inquietud por la falta de consiliarios; preguntaban quién acompañará cuando empiece en ACO algún grupo proveniente de la JOC o de parroquias. También mostraban su preocupación sobre cómo gestionar el hecho de cuando un/una militante deja el grupo por diferentes razones. Muchas gracias porque nos hemos sentido en casa, y hemos podido participar de lo que se trabajó como objetivos y medios, centrados en la responsabilidad, la concreción y el compromiso. A destacar entre ellos: "Que nuestra fe sea el motor de la acción y el compromiso en la realidad de cada un@" "Que vivir en comunidad sea nuestro estilo de vida y la manera de crecer en lo personal" "Que tod@s asumamos el reto de la iniciación y que seamos capaces de abrir el movimiento a otras personas". De nuevo gracias. Ha sido un regalo, corto de tiempo, pero de mucha vida compartida. Maria Martínez y Santi Boza

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