Pepe Baena y el obispo de Terrassa, Salvador Cristau, el 12 de abril pasado, en un almuerzo de fraternidad de curas, diáconos y seminaristas de la diócesis.
Para empezar, es sano compartir que también los curas nos enamoramos una y otra vez. En estos 25 años he tenido la oportunidad de descubrir en Cristo este amor arraigado en la vida de cada día con todo tipo de gente: de Iglesia plural, de la calle y del campo, de frontera, de niños protagonistas, de jóvenes rebeldes, de adultos comprometidos, de ancianos guerreros, de pobres que huelen a dignidad, de presos liberados, de mujeres empoderadas, de los y las que aún están por conocer...