Damos a nuestro compromiso un sentido evangelizador. El sentido último de nuestro compromiso militante radica en la construcción del Reino de Dios para que toda persona, especialmente en nuestro entorno de clase obrera, pueda sentirse libre, justamente tratada, acogida incondicionalmente, cuidada, plenamente desarrollada. El compromiso, pues, tanto cuando se da en una relación personal como cuando adquiere una dimensión colectiva, pretende que toda persona pueda sentirse hija amada de Dios. Tiene siempre una dimensión evangelizadora.