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Josep Jiménez Montejo: «Los movimientos cristianos presentes en el mundo obrero podemos aportar Evangelio, Evangelio y Evangelio»

Entrevista al nuevo consiliario general del MTCE

Noviembre 14/Joan Andreu Parra/

¿Qué es el Movimiento de Trabajadores Cristianos Europeo? ¿Qué función tiene (lobby en los obispos europeos, de sensibilización ...)?

              Aunque ACO pertenece al MTCE (Movimiento de Trabajadores Cristianos de Europa) desde hace muchos años, hasta que no ejerces una responsabilidad no acabas de enterarte bien de lo que significa y realiza el movimiento.Y eso estoy seguro de que pasa a todos los niveles: hasta que no asumes una responsabilidad no ensanchas la mirada y te das cuenta de todo lo que está en juego. Básicamente el MTCE coordina los movimientos cristianos adultos en el mundo obrero que están presentes en Europa, independientemente de su especificidad.

              De hecho hay dos líneas bastante definidas en estos movimientos. De una parte estamos quienes nos reclamamos marcados por la Revisión de Vida como metodología para fundamentar nuestras opciones cristianas en el mundo obrero. Estamos los movimientos de España (la HOAC y nosotros), y los movimientos hermanos de Francia, Portugal e Inglaterra. Por otro lado están los movimientos que se definen como de acción social (los del área de habla alemana) y que se reclaman guiados por la Doctrina Social de la Iglesia como referencia.

              En el MTCE queremos acoger la vida de los trabajadores y queremos darnos los medios para comprender la situación actual del mundo del trabajo. También queremos fortalecer nuestro estilo de vida militante, nuestra formación y profundizar en la Revisión de Vida partiendo de nuestra fe en Jesucristo, del Evangelio y de la Doctrina Social de la Iglesia. En esta Europa nuestra, y en el mundo, en cuanto que pertenecemos al MMTC (Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos) queremos decir una palabra profética que recuerde las opciones de Dios a favor de los pequeños, «los huérfanos, las viudas, y los inmigrantes», como los profetas ya recordaban constantemente. También queremos ponernos al servicio del diálogo entre la Iglesia y el mundo del trabajo, relacionarnos con otros movimientos sociales y con las instituciones europeas, y comprometernos a favor del trabajo digno y para todos. Creemos que todo el mundo tiene derecho a disfrutar plenamente su condición de hijo e hija de Dios.

 

¿Por qué te has presentado a consiliario general de este movimiento y qué esperas ofrecer al MTCE?

              A veces la vida te lleva a asumir responsabilidades sin que te des cuenta. Somos consiliarios y llevamos a cabo nuestra tarea tan buenamente como podemos, acompañados de otros consiliarios y consiliarias y los mismos militantes con quien estamos en los grupos, y todo el mundo aprende de todos. Entonces, fue en el Comité Permanente de ACO donde me animaron a presentarme en función de mi talante y mis capacidades, que ellos veían más que yo. Dudé bastante, porque vi que también en estas instancias hay intereses y presiones que a veces tienen poco que ver con el Evangelio, y con la invitación de Jesús a guiarnos por el servicio y no por otras cosas. Pero teniendo todo en cuenta, pedí permiso a mi obispo para asumir esta responsabilidad, y aquí estoy.

 

En último seminario que se celebró en Birmingham habéis debatido sobre cómo la digitalización en el trabajo está afectando las vidas de los trabajadores. ¿Cuáles son los principales retos del mundo del trabajo hoy?

              En Birmingham dialogamos sobre el impacto de las tecnologías digitales en las personas y vimos su influencia tanto en el trabajo como en la vida familiar. Nosotros presentamos dos testimonios, uno de Lola Herrero, de la zona Vallès Occidental y otro de Albert Dresaire, de la zona Maresme, que coincidieron en experiencia con la conclusión del Seminario, ya que resaltaban tanto las dimensiones negativas como positivas de la digitalización. Se dio mucha importancia a que es necesario que quede garantizada y protegida la dignidad humana, ya que la persona ha sido creada a imagen de Dios, y por tanto es sagrada. De aquí que los avances técnicos deban estar al servicio de la persona, y no al revés. Este hecho queda ofuscado por el hecho de que se considera que a menudo los límites entre trabajo y descanso están muy difusos al sentir que el mundo digital afecta tanto la vida familiar como el control casi absoluto del trabajador que se considera constantemente controlado y a veces ni en vacaciones puede desconectar del trabajo. También quedó muy clara la influencia de los procesos de digitalización en la ecología. Se consideraba importante que como MTCE debemos cooperar con los sindicatos, la Iglesia, la política y la sociedad civil para introducir y subrayar los valores cristianos en este debate.

 

¿Cuál es la mirada que aporta la Iglesia y, en particular, los movimientos cristianos especializados a la situación del trabajo?

              La Iglesia que somos cada uno de nosotros aportamos una visión cristiana de forma inmediata allí donde estamos, y no podemos esperar que la institución eclesial, en sus diferentes niveles, esté en cada momento haciendo declaraciones. Ya lo ha hecho en muchas ocasiones y la Doctrina Social de la Iglesia así lo recoge. Sí que hace falta, sin embargo, que estemos presentes en todas las oportunidades que sea posible para manifestar el designio de Dios sobre el mundo, que incluye preservar la obra de la creación y la obra de la redención. Jesucristo no ha muerto por nosotros por deporte, o como si practicara un hobby. Ha muerto para que tengamos vida y la tengamos en abundancia, y esto incluye la promoción de la dignidad de la persona en todas sus dimensiones, incluida la del trabajo, en un lugar muy principal.

              El trabajo nos permite no sólo percibir un sueldo para vivir con dignidad, sino también continuar, como decía antes, la obra de la creación y en muchas ocasiones, no siempre por desgracia, realizarse como personas. En este sentido, la Iglesia institucional, a través de la COMECE, la Comisión Europea de Conferencias Episcopales, organiza un seminario a finales de noviembre sobre «Configurar el futuro del trabajo». También nos queremos implicar institucionalmente, y habrá que ver qué podemos hacer aquí a un nivel más sencillo, en el centenario de la OIT (Organización Mundial del Trabajo) y en el Día del Trabajo Decente el próximo 7 de octubre de 2019 en el contexto del aniversario de la OIT.

              Los movimientos cristianos presentes en el mundo obrero creo que podemos aportar Evangelio, Evangelio y Evangelio. Presencia liberadora no solo a través de las instituciones, como sindicatos, comités de empresa, etc., sino también en el tú a tú personal. Recordemos la frase de Joseph Cardijn: «Una fe enciende otra fe». Presencia en nuestros barrios, en las escuelas, en la familia. Y especialmente, llevando toda esta vida a la reflexión, a la oración, a la celebración. Tenemos muchas herramientas que podemos usar para llevarlo a cabo, empezando por la Revisión de Vida.

 

¿Qué te ha aportado y te aporta como presbítero acompañar movimientos?

              Primero de todo dejarme evangelizar por las personas que he acompañado y acompaño. Cada vida es un regalo y una pregunta a la vez. El regalo es el enriquecimiento a partir de tantos valores y cualidades, y de sensibilidades y de fe, y de oración sentida y compartida, que me llevan a una constante acción de gracias. Y la pregunta se me formula cuando pienso en qué he hecho yo para recibir tanta riqueza de vida y de evangelio. La respuesta que me doy es que, con todas mis limitaciones, y precariedades, e infidelidades, tanto en cuanto a persona, como en cuanto a cristiano, como en cuanto a presbítero, intento poner mis piés en las huellas que dejó Jesucristo, a quien intento seguir, de manera torpe seguramente, teniendo como referencia su persona, su Evangelio, los compañeros sacerdotes y las personas a través de las que me visita cada día.



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