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Agradecimiento de una hermanita de la Asunción

Febrero 08/Joan Andreu Parra/

[Teresa Miquel i Torrents, Grupo Guineueta]

Estimadas/os grupos de ACO:

Ya podéis pensar que mi sincero deseo es que todo vaya adelante; rezo para que pronto tengamos una presidenta. Hace unos días llamé a la Secretaría para comunicar mi situación actual: hace unos siete meses caí en la comunidad y se rompió el fémur de la pierna izquierda y con bastante mala fortuna. A correr al Hospital de la Vall d'Hebron, y ni siquiera tener tiempo para decir lo que me había pasado, que ya oí que me hacían la famosa prueba que después se repitió ocho veces más (todo un récord). A los nueve días de la operación me colocan un señor clavo. Pasados ​​diez días, ingreso a un socio-sanitario permaneciendo 35 días de los que guardo bastante mal recuerdo, no de las enfermas, que hicimos un buen grupo de entre-ayuda y lo pasamos tan bien como fue posible. ¡Ah!, olvidaba deciros que acabo de cumplir mis 89 años; suerte la mía de sentirme feliz Hermanita y desear ser cada día más fiel apóstol entre los nuestros, que son los más amigos de Jesús.

Por fin llego a mi nueva Comunidad de Sarrià (no a la enfermería) de las Hermanitas de la Asunción donde permaneceré siendo como siempre hermanita apóstol. Este nuevo destino es también vuestra casa y confío en que nos encontraremos algún día. Ya podéis pensar que este cambio era lo que menos imaginaba y sería una mentira si digo que lo he aceptado con alegría. Porque me está costando un poco después de los dieciocho años de convivir e intentar pasar la Buena Nueva, con sus aciertos y no, que Jesús nos dejó anunciado en el Evangelio, vividos en el amado barrio de Sant Andreu de Palomar (junto con la parroquia de nuestro inolvidable Pep Soler).

Este barrio se conserva aún pueblo y de familias obreras. Como en todas partes, encontramos los problemas, más o menos similares, sobre todo de nuestros adolescentes y jóvenes que no encuentran trabajo para independizarse y poder orientar su vida como mejor lo deseen. Tenemos la suerte de que todavía no han llegado las noches de botellones, gamberrismo... La cultura catalana y las costumbres festivas están muy arraigadas y será por eso que se conoce este barrio por ser muy trabajador y festivo. De ello doy fe y lo he disfrutado en mi larga convivencia con todos los estimados vecinos, bien sea en los tiempos lúdicos, al igual que en las muchas reivindicaciones.

Siento no poder continuar con el grupo de Revisión de Vida donde tanto hemos compartido revisando nuestras vidas diarias a la luz del Evangelio. Aunque el mismo lo formamos personas ya respetables, hemos sido siempre responsables del encuentro mensual e intentando corresponder a lo que nos pedíais el pequeño Comité. Sería un error por mi parte no agradecer a Josep Hortet, nuestro consiliario, con su gran atención y escucha sabia encontrar el Evangelio y siempre decir la palabra oportuna. Muchas gracias Pep y también a Antonio que ha practicado la paciencia en grandes dosis.

Aunque he rebajado la cuota trimestral, seguiré recibiendo la documentación y la revista.

Estaré siempre con vosotros pidiendo que Cristo os vaya guiando los pasos que sean más necesarios y más aún en este tiempo difícil de la pandemia mundial, economía, etc. Pero como somos personas creyentes y con esperanza, que debemos intentar contagiar, tenemos la seguridad de que Dios no nos dejará y saldremos todos adelante de las maneras más inesperadas que sabe hacerlo. No dejemos de pensar y poner creatividad que podremos sacar provecho de todo este tiempo y sobre todo que los desfavorecidos no sean los más perjudicados.

Aprovecho para felicitar la reciente revista Luzysal, empezando por la cubierta hasta el final: artículos muy bien elegidos, noticias que se agradecen, fotografías hermosas y claras en todos los sentidos. En fin, es una nueva edición que agradezco a todo el equipo y pienso que será muy bien aceptada por amigos y de otras personas en las que puede despertar algo dormido debido al ambiente que respiramos.

Un abrazo especial a Pep Baena, Maria, Celia... y los muchísimos nombres incrustados en mi corazón donde os recuerdo y no olvido en la oración y Eucaristía. Por muchos años en ACO y que crezca en militantes obreros, de jóvenes parejas y otras personas, y nunca se rompa la cadena que empezaron nuestros hermanos y hermanas mayores en un tiempo difícil y de dictadura muy fuerte. Muchos de estos militantes ya disfrutan de la compañía de Dios y desde allí nos recuerdan y ayudan. Servidora, durante este largo camino, he podido disfrutarlo durante 30 años y estoy muy agradecida en muchísimos sentidos. Gracias. Viva la ACO.