Padre, estés donde estés, que te encuentres con Dios, Jesucristo

[El escultor Josep Ricart, padre del militante del Baix Llobregat, ​​Xavier Ricart, falleció el 29 de marzo pasado de muerte natural con 94 años. Esta es la oración que comparte la familia y en la que resuenan tantas personas que han muerto en la crisis del coronavirus] Padre, hoy nos has dejado. Te has ido en silencio, calmado, sin decir nada, cogido de una mano resistiéndote a marchar. Atrapados en este momento que vivimos por la pandemia. Tu corazón, tu respiración cansada, se han apagado poco a poco, después de 94 años, casi 95, de plena actividad y vitalidad. Has disfrutado de una vida llena de pequeñas y grandes creaciones, junto a una numerosa familia, con la madre, tres hijos y tres hijas, con cinco nietas y cinco nietos y respectivas parejas y también con tus tres bisnietos. Una vida de trabajo sin tregua, una actividad constante haciendo lo que más querías, siendo artista. Siendo un obrero conocedor del valor de las materias, un artesano que sabía cómo dar forma a las ideas y un maestro buscando siempre cómo representar y expresar mejor los sentimientos. Te reconoceremos siempre como el escultor de las manos, manos que saben expresar valores y sentimientos tanto humanos, como creyentes y sociales. Acompañado has marchado, por las cuidadoras de la residencia, por tu hijo Jordi, la única persona que han dejado estar en tus últimos momentos de vida y que se ha despedido en nombre de todos, diciéndote lo mucho que te queremos, recordando a nuestra madre. Padre, estés donde estés, que te encuentres con Dios, Jesucristo, cara a cara, con el que sin haberlo visto, le has dado forma muchas veces, con un rostro firme que mira con ternura el mundo, como te gustaba asumir la vida. Ahora sólo queda decirte ¡descansa en paz!, después de una intensa y generosa vida, siempre en nuestro corazón. Te queremos, tu familia.

Oración por nuestro mundo dolorido

Señor, a ti venimos en estos momentos oscuros y duros.  A ti venimos a explicarte el dolor y la muerte  que causa la pandemia que diezma a nuestros pueblos.  Y ponemos en nuestra boca las palabras del salmista:  “Di al Señor: Tú eres mi refugio,  mi baluarte, mi Dios en quien confío.  Él te librará… de la peste asoladora… bajo sus alas te dará cobijo…  No temerás el terror de la noche… ni la peste que surca la niebla,  ni la plaga que devasta a pleno día” (Sal 91,2-6). Señor, en ti confiamos en estos momentos  en que tantos hermanos y hermanas nuestros,  tan débiles, viven en sus carnes  el dolor de la Pasión y Muerte de Jesucristo, tu Hijo.  Señor, a ti venimos para darte gracias  por tantos hermanos y hermanas nuestros  que ponen al día la Resurrección de tu Hijo amado, entregándose con todas sus fuerzas para aliviar tanto dolor.  Te damos gracias por todos los profesionales de la medicina,  por todos los que trabajan en los hospitales,  por los que cuidan a sus ancianos enfermos en los hogares,  por los padres y abuelos que, con paciencia,  explican a sus hijos pequeños esta situación.  Por los jóvenes que maduran asumiendo esta experiencia, y sacan de ella consecuencias de futuro.  Te damos gracias por todos los empleados públicos  y funcionarios de nuestros países y ciudades que nos hacen más llevadera la vida y la convivencia.  Te damos gracias por los trabajadores que hacen  que funcionen los transportes públicos,  que haya medicamentos en las farmacias  y alimentos en las tiendas y en los mercados.  Y te damos gracias por los trabajadores y trabajadoras que nos facilitan la vida en estos tiempos de reclusión,  y por los que siguen trabajando desde sus casas.  Sí, te damos gracias por tantas muestras de solidaridad  y por la responsabilidad y seriedad con la que tantos ciudadanos afrontan esta realidad tan difícil.   Señor,  nos da miedo el futuro, y las consecuencias económicas  que se van a derivar de esta pandemia  que está afectando a tantos y tantos países.   Nos preocupan los puestos de trabajo que se van a perder, los trabajadores y trabajadoras  que verán conculcados sus derechos laborales,  o que verán reducido su poder adquisitivo,  los pobres y empobrecidos  que tendrán que recurrir a los servicios sociales,  los pequeños empresarios que tendrán que empezar de nuevo. Señor,  también nos preocupa  la situación económica mundial de los próximos años.  Ayuda a los expertos en economía a encontrar salidas  viables y solidarias para el conjunto de nuestros pueblos,  especialmente de los pueblos más pobres  y con menos medios para superar esta situación.  También te presentamos los campos de refugiados,  y todos los que malviven en ellos.  Señor, tu conoces sus precariedades.  No permitas que esta pandemia pueda llegar a cebarse  en ellos, los más pobres y abandonados, ni en los sin techo que viven en nuestras calles, ni en los presos confinados en nuestras cárceles.   Señor,  te pedimos por nuestros gobernantes.  Haz que tengan la sabiduría que viene de ti  para que acierten en las decisiones que tomen,  y que sean sensibles al dolor de tantas familias  que sufren la enfermedad o la muerte  de sus seres más queridos.  Que no tengan intereses espurios  y que solo los mueva el servicio desinteresado.   Padre, te pedimos por todos los difuntos de esta pandemia.  Acógelos en tu abrazo amoroso y tierno  de madre cariñosa con entrañas de misericordia.  Que descansen en tu paz  y que gocen de tu presencia para siempre.  También te pedimos por sus familiares:  dales tu consuelo y tu cariño para que,  después de esta prueba tan dura,  vuelvan a mirar la vida con esperanza. Padre,  finalmente te pedimos por nosotros.  Haz que esta experiencia tan difícil   por la que ahora pasamos la sepamos aprovechar  para que en el futuro vivamos la vida con sentido,  para que sepamos rechazar todo lo que es superfluo,  para que hagamos nuestra  la experiencia salvadora de tu Hijo Jesucristo  y así, conociéndolo, amándolo y siguiéndolo  como discípulos que quieren vivir su Evangelio,  cumplamos tu voluntad de que nuestro mundo  sea de verdad el Reino que tú has soñado para nosotros.  Amén.    Josep Jiménez Montejo Consiliario del MTCE 24/03/2020    

Oración por el diálogo

[Oración elaborada por Pepe Baena, acompañada de la lectura 2 Cor 4,7-15 y que fue leída en la Jornada de Estudio del SIPOC del 29/02/2020] Señor Dios, te alabamos y te glorificamos por la belleza de este don que se llama diálogo. El diálogo desata los nudos, disipa las suspicacias, abre las puertas, soluciona los conflictos, agranda a la persona, es vínculo de unidad y madre de la fraternidad. Haznos comprender que el diálogo no es una discusión ni un debate de ideas, sino una búsqueda de la verdad entre dos o más personas. Haznos comprender que mutuamente nos necesitamos y nos complementamos ya que yo puedo ver lo que los otros no ven y ellos pueden ver lo que yo no veo. Señor Jesús, cuando aparezca la tensión, dame la humildad para no querer imponer mi verdad atacando la verdad del hermano, saber callar en el momento oportuno, saber esperar que el otro termine de expresar completamente su verdad. Dame la sabiduría para comprender que ningún ser humano es capaz de captar la verdad toda, y que no hay error o disparate que no tenga alguna parte de verdad. Dame la sensatez para reconocer que yo también puedo estar equivocado en algún aspecto de la verdad y por dejarme enriquecer con la verdad del otro. Dame, en fin, la generosidad para pensar que también el otro busca honestamente la verdad y para mirar sin prejuicios y con benevolencia las opiniones de los demás. Señor Jesús, danos la gracia de dialogar.

Ayúdanos, Señor, a vencer el miedo

[Oración preparada por la diócesis de Vic y leída en el Comité Catalán del 14/12/2019]   Señor, Hoy me ha costado encontrarte en los problemas del trabajo.   Unos sólo mandan; se mofan de los demás, luego en voz baja. No hay espacio para el diálogo, ¡arrogancia que viene del miedo! ¡Falsa seguridad la que me da el poder!   Otros sólo obedecen; critican después en voz baja. No hay espacio para el diálogo, ¡humillados por el miedo! ¡Falsa seguridad la de la obediencia!   Pero todos tenemos miedo para descubrirnos en lo que somos: Limitados, incluso, en el reconocimiento de nuestras limitaciones. Pobres, incluso, en el reconocimiento de nuestra pobreza.   Y, ahora, descubro que Tú eres la respuesta, mi respuesta. Ahora te he descubierto, escondido en mi mirada.   Ayúdanos, Señor, a vencer el miedo. Porque es en el miedo que morimos al ser PERSONAS ¡y es precisamente por ello que somos personas! Pero es en nuestra confrontación con él (con el miedo) que resucitamos, y ahora sí, somos PERSONAS.

Oración sin más en un grupo a la escucha de Jesucristo

El consiliario general de ACO, Pepe Baena, nos comparte este material que elaboró para orar con un grupo de revisión de vida de ACO ante la situación de Cataluña.   Carta de San Pablo a los cristianos de Filipo 3 1 Ahora, hermanos míos, alegraos en el Señor. Para mí no es ninguna molestia repetiros lo ya escrito, y para vosotros es útil. 2 Guardaos de esa gente despreciable, de esos que hacen el mal, de esos que mutilan el cuerpo. 3Porque los verdaderos circuncidados somos nosotros, los que adoramos a Dios movidos por su Espíritu, los que nos gloriamos de ser de Cristo Jesús y no ponemos nuestra confianza en cosas externas. 4 Aunque también yo tengo razones para confiar en esas cosas. Nadie tendría más razones que yo para confiar en ellas, 5 pues me circuncidaron a los ocho días de nacer, soy de raza israelita, pertenezco a la tribu de Benjamín y soy hebreo e hijo de hebreos. En cuanto a la interpretación de la ley judía, pertenecí al partido fariseo, 6 y era tan fanático que perseguía a la iglesia; y en cuanto al cumplimiento de la ley, nadie tuvo nada que reprocharme. 7 Pero todo esto, que antes era muy valioso para mí, ahora, a causa de Cristo, lo tengo por algo sin valor. 8 Aún más, a nada concedo valor cuando lo comparo con el bien supremo de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por causa de Cristo lo he perdido todo, y todo lo considero basura a cambio de ganarlo a él 9 y encontrarme unido a él; no por una justicia propia basada en la obediencia a la ley, sino por la fe en Cristo, por la cual Dios me hace justo. 10 Lo que quiero es conocer a Cristo, sentir en mí el poder de su resurrección, tomar parte en sus sufrimientos y llegar a ser como él en su muerte, 11 con la esperanza de alcanzar la resurrección de los muertos.   Los 10 mandamientos de la misericordia Jesús Renau, sj. Lo había leído en un libro antiguo que estaba medio escondido en un estante antiguo en una biblioteca muy antigua. Aquellas palabras le impresionaron y le costó mucho encontrar el libro. Pero aquel sabio nunca se desanimaba en busca de lo que le había impresionado. Y, por fin, aquella mañana del jueves reencontró el libro antiguo y el escrito. Empieza a leer después de ponerse las gafas de vista cansada y mientras lo hace se va diciendo a sí mismo: Esta es una cuestión de gran actualidad, de rabiosa actualidad. Son los diez mandamientos o diez reflexiones sobre la virtud de la misericordia. 1.-Apertura a la realidad. Estar enterado; ojos abiertos. Nada de cierre sobre uno mismo. 2.-Dejarse impactar por los que sufren. No resistir a los impactos. 3.-No darles la espalda. ¡Qué tentación, la de girar la cara! 4.-Superación del pesimismo. "No hay nada que hacer": absurda excusa que provoca y justifica la inacción. 5.-Responder personal y socialmente en el ámbito de la proximidad: familia, amistades, barrio, parroquia… 6.-También de cara a los que están lejos. Son personas, hijos e hijas de Dios con los mismos derechos humanos. 7.-Tener esperanza. Es posible ir cambiando la sociedad. 8.-Creer que pequeñas cosas son importantes. ¡Por supuesto! Si no empezamos por ellas, no hay garantía. 9.-Cambiaremos la sociedad desde abajo. Arriba se defienden las posiciones. 10.-Movernos en el dinamismo de Dios. El dinamismo de Dios nos llama a sumar nuestro esfuerzo y modesta aportación. No creas que la misericordia es una actitud, una virtud que no hay que trabajar. Debemos trabajarla: orando, actuando, con otros, y con mucha, sí, mucha fe.   Silencio, compartir si se quiere y Padrenuestro de fraternidad

El Padrenuestro de un cura obrero

[Los compañeros de la diócesis de Girona nos propusieron este Padrenuestro en la oración de la mañana de la Jornada General, obra de Pep Claparols (1940-2017), descrito por sus amigos como un guerrillero del rotulador, cura obrero y grafitero] Padre nuestro que estás en la tierra, que trabajas con las manos duras del campesino, que lates en los hombres y mujeres que se rebelan y han dicho basta. ¡Que estás en la mujer tan a menudo maltratada! Padre nuestro que estás en la calle, en la escuela, en la plaza mayor, en la fiesta, en la poesía, en la naturaleza, venga a nosotros tu Reino. No el reino de los grandes banqueros y grandes poderosos de este mundo, sátrapas indignos, ladrones de verdad. No el reino de los que cumplen la ley y la norma, olvidando a los otros. No el reino de las religiones fanáticas. Ni el reino de todos los violentos… Que venga el reino de la dignidad y la justicia, de los reunidos en la basura, de todos los indignados del mundo, que somos muchos de nosotros. Danos el pan de cada día. El hombre de hoy vive de pan y de utopía. ¡Otro mundo es posible! La utopía sirve para caminar. Que no caigamos en la tentación de olvidar las raíces y la historia de nuestro pueblo oprimido o de arrendar una sola hectárea de su olvido. Líbranos de todo mal de conciencia. Amén.

«Oración Cósmica», de mosén Dalmau

[«Oración Cósmica» es un texto de mosén Josep Dalmau (1926-2018). El emblemático rector de Gallifa murió el 5 de septiembre del 2018 y sus cenizas fueron enterradas el día 20 en la ermita del Santuario de la Ecología del pequeño pueblo del Vallès]. ¡Amigo! Saborea desde este balcón: Toda la eternidad dentro del «durar quieto» de un segundo de tiempo. Toda la anchura y profundidad del Universo en la entraña del átomo. Toda la Belleza con su esplendor en la ternura de una flor silvestre. Toda la armonía vertiginosa del Cosmos en el punto fijo de una brillante estrella. Toda la potencia espiritual de la materia en «el impulso vital» creador del hombre libre. Toda la complejidad del fenómeno del vivir en la simplicidad de tu yo. Toda la luminosidad del firmamento dentro del diamante de la noche transparente. Toda la sonoridad del Bing-Bang dentro del ensordecedor silencio de los grandes espacios. Toda la grandeza del misterio del amor en la sonrisa acogedora de un niño. Toda la seducción apasionada del vivir en el paso firme del peregrino hacia el Absoluto.

Blog de oraciones de Lola Herrero

La militante Lola Herrero tiene un blog donde va poniendo oraciones de cosecha propia. Lo tenéis en el enlace y también en la sección de la web Blogs de militantes. Si tú también tienes un blog y lo quieres compartir con el resto de la militancia, dínoslo a comunicacio@acocat.org.

Plegarias Eucaristía 12-O

[Plegarias elaboradas por la zona Besòs que se leyeron en la Eucaristía de la última Jornada General 2018] 1. Te pedimos Señor, por nuestro movimiento de ACO y por la Iglesia universal: Que seamos fieles en busca de tu Reino, Que no busquemos el poder sino el servicio, Que vivamos confiados en ti y contentos en nuestra pobreza, Que seamos fuente de comunión en la pluralidad Que espabilemos para transmitir la Buena Noticia de tu presencia. OREMOS 2. Te pedimos Señor, por todas las personas que tienen poder o responsabilidad en nuestro mundo, desde los gobernantes a cada uno de nosotros en nuestro pequeño ámbito: Que la ejerzamos con sencillez, transparencia y honestidad, para que toda persona pueda vivir con dignidad. Que no nos dejemos corromper por el dinero, por el prestigio o por el poder. Que sepamos acoger al otro, en su diversidad. Que aprendamos a movernos por lo que es importante y no por la inmediatez. OREMOS 3. Ponemos delante de ti y de esta comunidad, Señor, las personas que sufren. Las personas que no tienen trabajo. Las personas que trabajan en la precariedad, que se sienten maltratadas o discriminadas. Las personas que han perdido su casa. Las personas que no llegan a fin de mes. Las personas enfermas o discapacitadas. Los inmigrantes, que se sienten solos, que no tienen papeles, que viven separados de sus familias. Las personas refugiadas, que malviven en campamentos. Las personas que sufren la violencia o la guerra. Las mujeres maltratadas o discriminadas. Los jóvenes y los niños. OREMOS 4. Te pedimos por todos nosotros: Que sepamos escuchar, acompañar, amar a las personas que nos rodean. Que sepamos ser libres, esperanzados y perseverantes para luchar a favor de los más vulnerables. Que perdamos miedos, perezas y egoísmos. Que te reconozcamos en medio de la gente y te sigamos buscando. OREMOS

Salir de nosotros mismos

[Oración que se leyó en el Estudio de Evangelio de la zona Baix Llobregat el 13/05/2018] Te bendecimos, Padre, señor de cielo y tierra, y te damos gracias por tu llamada. Reconocemos que nuestra fe es débil y nuestro compromiso débil, pero hoy, junto con todos los profetas, enviados, apóstoles y misioneros, te alabamos, porque nos reunimos en tu nombre con la alegría renovada del encuentro. Bendito seas por Jesucristo, tu enviado para reconciliarnos. Él llamó a los apóstoles y a los discípulos y sigue llamando, por medio de tu Espíritu, a los nuevos servidores de tu pueblo, para expulsar los demonios del mundo moderno y para curar a todo ser humano roto. Te alabamos, porque tu Reino se da entre nosotros, a pesar de las sombras de tensión, envidias, recelos y miedos. Nos cuesta mucho ponernos en marcha, dejar nuestro rincón, abrirnos al mundo, vivir cristianamente. Jesús puso su confianza en tu amor, no se preocupó por el pasado, dispuesto siempre a cualquier imprevisto del futuro. Por eso su vida y su muerte cambiaron radicalmente nuestra vida y nuestra muerte. Al vivir nosotros, ahora, otros retos, haz que avancemos en nuestro compromiso evangelizador, mediante la fuerza del Espíritu. A veces nos desconcierta tener que ponernos en marcha por unos caminos diferentes a los acostumbrados. En lugar de correr el riesgo de la fe y las exigencias de la misión, preferimos tranquilizarnos con falsas prudencias y cálculos egoístas… Que tu Espíritu nos enseñe a salir de nosotros mismos nos movilice a favor de nuestros hermanos de nuestro pueblo extenuado. Con la esperanza de la liberación total, en el reino que nos tienes prometido, por los siglos de los siglos. AMÉN

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