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Teologías utópicas y distópicas en las Jornadas de las teólogas españolas

Se homenajeó a las fundadores de la ATE

Homenage a mujeres inspiradoras: Carmen Bernabé, Merdedes Navarro Puerto, Isabel Gómez Acebo, Maria José Arana y Roser Solé Besteiro. Foto: ATE.

Los días 8 y 9 de noviembre, han tenido lugar en Madrid, las XXIII Jornadas de la Asociación de Teólogas Españolas, bajo el sugerente tema «Espacios habitables y tiempos de mujeres. Teologías utópicas y distópicas».

El sábado 8, durante la presentación de las Jornadas, la presidenta de la ATE, Montserrat Escribano Cárcel, recordó que hace un año, ni ella ni otras compañeras de Valencia no pudieron participar presencialmente, a causa de la dana. Un ejemplo muy reciente de como el cambio climático está alterando el medio y la vida de las personas y de la necesidad de trabajar juntas para aminorar las dramáticas consecuencias que provoca. Y ser capaces de elaborar “teologías incómodas” que ayuden a hacer de nuestras ciudades espacios seguros y de convivencia, con ojos de mujeres.

A continuación, presentó la primera ponente de las Jornadas, la profesora Carmen Román, de la Universidad Loyola de Granada. En su ponencia, «Ellas en la ciudad: rehabilitando el espacio y el tiempo», planteó cómo los procesos de urbanización rápidos y radicales, llevan a la necesidad de una reflexión teológica y ética urgente y con perspectiva de género. Hizo un paralelismo entre el papel de las mujeres en la Iglesia del s. I, citando a Prisca y Lidia, y la lucha las mujeres de un barrio periférico de Sevilla, para transformar un espacio carente de recursos y servicios en un espacio de convivencia y acogida, que me recordó la historia de mi barrio periférico de Badalona.

Prisca y Lidia aparecen en los Hechos de los Apóstoles, ayudando a la misión evangelizadora, haciendo de su casa y de sus comunidades espacios hospitalarios y de cuidado, de reflexión y cambio.

En este proceso de transformación, encontramos unos elementos muy importantes que son:

  • la proximidad: acercar las personas a un espacio de seguridad; ponernos en el lugar de quien sufre;
  • la diversidad: oportunidad de relacionarse con todo tipo de personas; las mujeres nos abrimos más a la diversidad, al diferente;
  • la autonomía: cuando se habla del papel de Prisca en la comunidad, aparece como una mujer autónoma, lideresa no por su estatus económico sino por cómo toma las decisiones, para ser colaboradora de Pablo en plano de igualdad; Lidia, siendo recordada por su nombre, se encuentra en la misma situación;
  • la vitalidad: las mujeres aportan vida realizando diferentes funciones: anfitriona, colaboradora, autoridad…

Como conclusión, Carmen Román situó el papel de la teología urbana en el marco de la sinodalidad, de la acogida a los excluidos, de los migrantes… situada “desde donde nace la vida”.

La segunda ponencia, estuvo a cargo de la profesora Sofia Nikitaki, de la Universidad de Lovaina. Bajo el título, «Viviendo una vida no religiosa: Reimaginando la Teología a través de voces marginales», habló desde su propia experiencia, presentándose como teóloga no creyente, defendiendo que la teología tiene que nutrirse también de las aportaciones de las personas no-religiosas. Dice que si la Teología y los estudios religiosos tienen que acercarse a las realidades de las sociedades contemporáneas, estas voces se tienen que tener en cuenta, y crean además, nuevos cuestionamientos sobre divisiones binarias clásicas: creencia/increencia, religión/secularidad, espiritualidad/racionalismo…

Para argumentarlo, la profesora Nikitaki explicó su investigación doctoral respecto de este tema, basada en un estudio sobre la experiencia de 64 jóvenes milenials, no religiosos, en tres países: Grecia, Noruega y Bélgica (Flandes). El estudio refleja la dificultad que tienen de definirse como “no-religiosos”; las connotaciones negativas que les sugiere el término “espiritualidad”, o la imagen negativa de las iglesias mayoritarias que junto con el concepto de “religión”, se relaciona con poder, imposición, control, faltade respuestas a sus situaciones vitales…

Un elemento a subrayar en todo el estudio es la importancia fundamental del contexto sociocultural que marca diferencias notables entre los resultados recogidos: en Grecia, la religión es central a nivel sociocultural y político y es residual en Noruega y Flandes.

La tarde del sábado, se hizo un homenaje a un grupo de teólogas muy importantes, algunas de ellas fundadoras de la ATE y otras, grandes colaboradoras: Mercedes Navarro, Carmen Bernabé, Isabel Gómez Acebo, Roser Solé y María José Arana. En un diálogo muy bien llevado por la periodista Ester Calderón, hablaron de los inicios, con el objetivo de hacer teología desde el punto de vista de las mujeres y difundirla, para “mostrar y demostrar” que la voz de las mujeres tiene valor también dentro del mundo eclesiástico, donde no contaba. Ya había cierto movimiento: Mujeres y teología, el Colectivo de Mujeres en la Iglesia…

Comentaron las dificultades con las que se encontraron:

  • de exclusión e invisibilización;
  • no tener sede propia;
  • las dificultades de financiación que no han permitido liberar a personas que se puedan dedicar al estudio;
  • la formación que reciben los seminaristas;
  • no poder enseñar en las universidades.

Y enumeraron las aportaciones que han ido haciendo:

  • mantener la estructura de las jornadas, el estudio y la edición de libros;
  • ser independientes del eclesiástico;
  • la interdisciplinariedad;
  • descubrir que Dios no es masculino, ni femenino;
  • conectar con el ecumenismo y con el feminismo;
  • la formación (aquí se hizo especial mención de Efetá, la escuela de teología feminista andaluza que funcionó unos años);
  • conectar con Europa; editar libros que solo estaban en inglés…

Pese a las dificultades, animan a la esperanza:

  • a seguir luchando contra la invisibilización y la indiferencia, incluso, la de muchas mujeres que no sienten ninguna preocupación por el feminismo;
  • a confiar que el nuevo Papa, si no abre caminos a las mujeres, como mínimo no recorte la libertad de palabra;
  • trabajar desde muchos ámbitos…

Creo que su mensaje alentador se puede resumir con las palabras de Isabel Gómez Acebo: “Somos templos del Espíritu Santo y tenemos mucho que decir”.

Después hubo la asamblea de socias.

Domingo 9 por la mañana, tuvimos la tercera ponencia: «Teología urbana en tiempos de crisis climática» de la profesora Martina Bär de la Universidad Graz (Austria). Partiendo de Jeremías, 29, 7: “Procurad el bien de la ciudad donde os he deportado y rogad por ella al Señor, porque de su bienestar depende el vuestro” y desde el recuerdo de la dana, reclamó ciudades más justas para las mujeres. Si la ciudad prospera, la gente prospera, como dice Jeremías.

La profesora Bär defiende que aunque la sociedad esté secularizada, es necesaria una ética cristiana contemporánea que transforme el espacio urbano; respetando el medio y buscando la convivencia y la paz, estamos transmitiendo la Buena Nueva del Evangelio; es un discurso urbano sobre Dios.

Para definir cuál es el bienestar de las ciudades, hizo referencia a las recomendaciones de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, al ágape cristiano y a la ética del cuidado de Kant. Una espiritualidad en una ciudad post-secular tiene que basarse en la inclusión social, en la sostenibilidad y en la paz. Recordó también como la Laudato Si’ propone una economía verde para responder a la crisis antropológica actual.

El objetivo 11 de la Agenda 2030, y las propuestas sobre sociología y planificación urbana de Seúl en 1990, son el referente para hacer las ciudades sostenibles e inclusivas, desde una perspectiva de género que promueva la igualdad y acabe con la pobreza y la vulnerabilidad de las mujeres que son las que más sufren la carencia de viviendas y de infraestructuras adecuadas, un insuficiente acceso a los recursos y al poder.

Martina Bär señaló la necesidad que las iglesias fomenten el empoderamiento cristiano de las mujeres y de la comunidad, de las ciudades. Citó el valor de la no-violencia de Judith Butler y la praxis política de Dorothee Sölle: pensamiento y acción son inseparables en la construcción de ciudades responsables, que cuenten con la emancipación de las mujeres y que constituyen espacios político-urbanos abiertos.

En los debates sobre las tres ponencias casi todas las intervenciones se centraban en pedir ejemplos de buenas prácticas para los objetivos propuestos. Son muchas las asociaciones de mujeres que luchan para mejorar las condiciones de vida de sus comunidades: inquilinas, contra las violencias machistas, asociaciones de vecinos y vecinas… pero está claro que queda mucho por hacer en este camino.

La presidenta de la ATE clausuró las Jornadas expresando la necesidad de repensar el espacio urbano desde una teología feminista.

Las Jornadas acabaron con una celebración preparada por Adsis, en la que pudimos compartir momentos de silencio, plegarias y canciones, la lectura de la Palabra y también en unas papeletas de colores que fuimos colocando en medio del círculo que formábamos, el espacio que queremos abrir en nosotros, las relaciones que queremos cuidar o sanar y el mundo con el que soñamos. Acabamos bendiciéndonos unas a las otras con un abrazo.

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