Tras escuchar el testimonio de vida y fe de Rosa Bresme y las reflexiones y pistas para el trabajo personal que Jordi Fontbona con mucho cuidado y entusiasmo había preparado, y que nos expuso, me vino de inmediato al pensamiento Amparo Sancho. La última Navidad antes de dejarnos nos envió una postal donde nos decía: "Estoy contenta, ¿sabéis por qué? Porqué siento un Amor, el de Jesús, que nace nuevo dentro de mí".
Con qué sencillez hablaba ella de su Amor y su Fe en Jesús y qué respuesta tan exacta a la pregunta que Fontbona nos hacía a todos los presentes en este receso y que yo considero deberíamos hacernos todos los militantes de ACO: Para cada uno de nosotros, ¿quién es Jesús?
En el libro "El medio Divino" Pierre Teilhard de Chardin dice "El amor de Dios se nos descubre por todas partes, cuando lo buscamos a tientas (entiendo significa sin malicia) como un medio universal, porque es el punto último donde deben converger todas las realidades".
Vivir conscientes de que el amor de Dios es para la humanidad, para toda la humanidad, no sólo para nosotros. Creo es lo más importante que Jesús nos ha enseñado a compartir y ayudar a los demás y, aunque solo sentimos una minúscula partícula del amor que Dios siente por los humanos, seguro que debe bastar para transformar para siempre nuestras vidas.
Considero que el amor del Señor es una fuerza universal y que en este mismo instante miles de personas en todo el mundo disfrutan del mismo sentir que nosotros. Estoy seguro de que toda persona que se interese por el respeto y el bienestar de los demás es hermano nuestro. Considero que la globalización no es un triunfo del capitalismo sino que será la unión y el compartir de todos los pueblos del mundo bajo el mismo sentimiento divino.
Mi trabajo de este receso fue una conversación personal con Dios:
Señor... Amigo mío. Te doy las gracias porque siento tu amor siempre a mi lado, pero "mi actuar" se enfrenta con mi sentido de propiedad y responsabilidad acumulados en todos los años vividos en una sociedad del consumo individual y te confieso que soy incapaz de dar todos mis bienes y propiedades a los que no tienen nada. Los quiero traspasar a los familiares y amigos con los que he compartido los momentos más importantes de toda mi vida: nacimientos, bautismos, bodas y defunciones y también fiestas, excursiones y encuentros.
No sé si lo que hago es lo correcto, mejor dicho sí sé que tú me dices que lo tengo que dar todo pero... Verás hay cosas en los evangelios que no comprendo, por ejemplo cuando dices: "Deja padre y madre y sígueme"... Esto está bien pero, el sentido de responsabilidad innato en mí hace que considere que esta decisión depende de la situación en que te encuentres familiarmente. ¿Cuántas personas están ligadas a cuidar y ayudar a los padres o hermanos hasta su muerte? Ayudar a los demás, bien. Pero darles a ellos aunque quedarme sin... perdóname, no soy capaz. ¿Por qué? Comodidad... inseguridad... ¿falta de fe y sinceridad contigo...?
Sentir tu amor es el mejor regalo que se puede tener en este mundo y poder darlo a los demás satisface cualquier mala cara. No me despido de ti porque tú estás ya para siempre dentro de mí, pero sí de este momento compartido. Yo exponiendo mis pensamientos, algunos de los cuales espero encontrar respuesta con el tiempo o más tarde, más allá de este planeta, y tú removiendo mis entrañas con tus respuestas.
Mi Fe es que el Amor es la única fuerza que llena y coordina el universo en el que vivimos y del que todos forman parte. Señor no me dejes nunca y gracias por tu paciencia conmigo y... Te quiero cada vez que amo a los demás, creo que esta es otra manera de hablar contigo directamente.
Y termino...: Para ti, que acabas de leer este escrito, ¿quién es Jesús?
Enrique Blasi (Grupo Sants)