Please enable JS

Oración sin más en un grupo a la escucha de Jesucristo

Noviembre 08/Joan Andreu Parra/

El consiliario general de ACO, Pepe Baena, nos comparte este material que elaboró para orar con un grupo de revisión de vida de ACO ante la situación de Cataluña.

 

Carta de San Pablo a los cristianos de Filipo

3 1 Ahora, hermanos míos, alegraos en el Señor. Para mí no es ninguna molestia repetiros lo ya escrito, y para vosotros es útil. 2 Guardaos de esa gente despreciable, de esos que hacen el mal, de esos que mutilan el cuerpo. 3Porque los verdaderos circuncidados somos nosotros, los que adoramos a Dios movidos por su Espíritu, los que nos gloriamos de ser de Cristo Jesús y no ponemos nuestra confianza en cosas externas. 4 Aunque también yo tengo razones para confiar en esas cosas. Nadie tendría más razones que yo para confiar en ellas, 5 pues me circuncidaron a los ocho días de nacer, soy de raza israelita, pertenezco a la tribu de Benjamín y soy hebreo e hijo de hebreos. En cuanto a la interpretación de la ley judía, pertenecí al partido fariseo, 6 y era tan fanático que perseguía a la iglesia; y en cuanto al cumplimiento de la ley, nadie tuvo nada que reprocharme. 7 Pero todo esto, que antes era muy valioso para mí, ahora, a causa de Cristo, lo tengo por algo sin valor. 8 Aún más, a nada concedo valor cuando lo comparo con el bien supremo de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por causa de Cristo lo he perdido todo, y todo lo considero basura a cambio de ganarlo a él 9 y encontrarme unido a él; no por una justicia propia basada en la obediencia a la ley, sino por la fe en Cristo, por la cual Dios me hace justo. 10 Lo que quiero es conocer a Cristo, sentir en mí el poder de su resurrección, tomar parte en sus sufrimientos y llegar a ser como él en su muerte, 11 con la esperanza de alcanzar la resurrección de los muertos.

 

Los 10 mandamientos de la misericordia

Jesús Renau, sj.

Lo había leído en un libro antiguo que estaba medio escondido en un estante antiguo en una biblioteca muy antigua. Aquellas palabras le impresionaron y le costó mucho encontrar el libro. Pero aquel sabio nunca se desanimaba en busca de lo que le había impresionado. Y, por fin, aquella mañana del jueves reencontró el libro antiguo y el escrito. Empieza a leer después de ponerse las gafas de vista cansada y mientras lo hace se va diciendo a sí mismo: Esta es una cuestión de gran actualidad, de rabiosa actualidad. Son los diez mandamientos o diez reflexiones sobre la virtud de la misericordia.

1.-Apertura a la realidad. Estar enterado; ojos abiertos. Nada de cierre sobre uno mismo.

2.-Dejarse impactar por los que sufren. No resistir a los impactos.

3.-No darles la espalda. ¡Qué tentación, la de girar la cara!

4.-Superación del pesimismo. "No hay nada que hacer": absurda excusa que provoca y justifica la inacción.

5.-Responder personal y socialmente en el ámbito de la proximidad: familia, amistades, barrio, parroquia...

6.-También de cara a los que están lejos. Son personas, hijos e hijas de Dios con los mismos derechos humanos.

7.-Tener esperanza. Es posible ir cambiando la sociedad.

8.-Creer que pequeñas cosas son importantes. ¡Por supuesto! Si no empezamos por ellas, no hay garantía.

9.-Cambiaremos la sociedad desde abajo. Arriba se defienden las posiciones.

10.-Movernos en el dinamismo de Dios. El dinamismo de Dios nos llama a sumar nuestro esfuerzo y modesta aportación.

No creas que la misericordia es una actitud, una virtud que no hay que trabajar. Debemos trabajarla: orando, actuando, con otros, y con mucha, sí, mucha fe.

 

Silencio, compartir si se quiere y Padrenuestro de fraternidad