Es difícil señalar un punto "cero", un punto de partida, pero identifico bien un punto de inflexión, un nuevo dinamismo que se puso en marcha en mi juventud cuando terminaba la carrera y me planteaba qué hacer de mi vida.
Primero fue pasar de las ideas sobre Jesús, de “la opción por Jesús”, de hacer referencia puntual en el juzgar de la Revisión de Vida, a buscar una formación sobre Jesús y el Evangelio... a seguir con seriedad el evangelio de los domingos... y después los de cada día con el deseo de “seguir a Jesucristo y vivir el evangelio...”.