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Jóvenes participantes en una mesa redonda de diálogo interreligioso.

Jóvenes, espiritualidad y diversidad religiosa

Crónica de una mesa redonda en el barrio de Gràcia

Julio 12/Joan Andreu Parra/

[Quim Cervera i Duran, consiliario de ACO y miembro del equipo coordinador del Grupo de Diálogo Interreligioso (GDI) de Gràcia] Una delicia de Mesa redonda en Gràcia, en el Espai Fontana el jueves 25 de mayo por la tarde. Convocada y preparada por AUDIR joven (Asociación Unesco para el Diálogo Interreligioso e Interconviccional) y por el Grupo de Diálogo Interreligioso de Gràcia, escuchamos a seis jóvenes sobre cómo viven sus creencias religiosas y espirituales. Disfrutamos de su proceso personal y libre para decidir encaminarse a una vivencia espiritual profunda.

Estaban presentes en la mesa, tres chicas, una de tradición budista mahayana, otra de la fe bahá'í y una tercera cristiana católica. Y tres chicos, uno de la Federación de Familias por la Unificación y la Paz mundial, otro de Sūkyō Mahikari y un tercero de la Iglesia de Scientology. Y como asistentes había, además, 7 jóvenes y 14 adultos. En total, entre asistentes y ponentes, 27 personas, 19 mujeres y 8 varones. La sensibilidad por el hecho religioso y espiritual, siempre ha sido mayor en el ámbito femenino.

De las aportaciones que hicieron los seis jóvenes merece la pena destacar la naturalidad, luminosidad, conviccionalidad y claridad al expresar algo que no es demasiado "bien visto" actualmente, como es el hecho religioso, como ellos mismos comentaron. También las ganas de cambiar la sociedad, reconociendo la íntima vinculación de su creencia con la transformación social para que todas las personas puedan vivir felices y con dignidad, sin discriminaciones. Dieron mucha importancia a compartir con los demás lo que uno siente, experimenta y cree, y a dar ejemplo con la coherencia en el estilo de vida. Ante la desinformación, rechazo e indiferencia sobre lo religioso apostaron por la educación, la comunicación (incluso empleando en buen uso las redes sociales –“son armas de doble filo”, decían). Las comunidades religiosas y espirituales deben ser muy abiertas, afables, acogedoras, donde los jóvenes se sientan escuchados y acompañados y se respeten sus procesos personales. La comunidad, el grupo con jóvenes y adultos, refuerza su fe. Igualmente remarcaban la necesidad del espíritu crítico y la responsabilidad de ver qué se cree y qué no se cree, ante los infinitos mensajes, a menudo falseados, procedentes de los medios de comunicación y de las redes sociales.

Coincidían en muchos aspectos como el estar junto a quienes sufren y ponerse al servicio de los demás, actitud fundamental en todas las religiones. Y a raíz del diálogo que se produjo después, también coincidieron en que era más importante la experiencia (el “corazón” para comprender a fondo la realidad de la vida y del mundo) que los pensamientos o ideologías (la “cabeza”), ya que el vivir una fe es un acto de amor, de haber oído que recibes amor y que debes darlo, es decir, amar a todos y a la naturaleza. Insistieron mucho con las problemáticas del cambio climático y de la desigualdad social. Hay que empezar por uno mismo –“limpiar el propio patio”, decían–, por tu entorno y también incidir en toda la sociedad. Se expresaron, pues, caminos distintos que nos enriquecen, hacia una misma finalidad, que es la felicidad de toda la humanidad.

Escuchar con atención a estas personas jóvenes, emocionó a los adultos asistentes. Ver que hay jóvenes convencidos de lo que creen, sienten y viven, da mucha esperanza a los adultos que, a veces, nos parece que todo va de capa caída, que nadie o muy pocas personas siguen nuestras aspiraciones, sentimientos y convicciones humanas, lo que nos hace vivir. En esa hora y media larga, y con un grupito de personas, captamos un tesoro. A veces los pequeños eventos de no mucha gente, en un rincón de mundo, son de una luz, potencialidad y creatividad impresionantes. Ojalá, muchas entidades, escuelas y comunidades se animen a organizar una mesa interreligiosa de jóvenes, similar. Quedamos tan satisfechos que estamos dispuestos como Grupo de Diálogo a colaborar en organizarlos y seguro que nadie quedará defraudado.



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