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Juan Antonio Delgado: «Llanos es un personaje fascinante»

Nuevo libro sobre la biografía teológica del jesuita

Junio 10/Joan Andreu Parra/

La biografía teológica de José María de Llanos: Miles de prismas, reflejos y aspectos del jesuita inclasificable, inagotable, incontrolable aun para él mismo (1906-1992). Un título extenso para un personaje inabarcable como José María de Llanos bien conocido por nuestro compañero de la diócesis de Madrid y autor Juan Antonio Delgado de la Rosa.

En efecto, esta nueva incursión de Juan Antonio en el ensayo acaba de publicarse con la Ediciones Endymion y puede adquirirse bien a través del enlace o escribiendo un correo electrónico a ediendymion@yahoo.es. La portada es obra de Miryam Pérez, también autora de la imagen de este curso de ACO. «Creo que es una  buena lectura para estos tiempos aciagos donde el jesuita José María de llanos puede hacernos mucho bien. Muchas gracias». Os aproximamos la obra en este diálogo: 

 

Hace cuatro años publicaste El profetismo del padre Llanos (1906-1992). Entre la perplejidad y la frontera (Ediciones Endymion, 2016). ¿Qué has descubierto de nuevo que te ha llevado a publicar sobre la misma persona?

La clave de este libro (aunque recoge cuestiones del anterior) es sobre todo pensar en las biografías de personas que son necesarias tener en cuenta tanto a nivel de praxis evangélica o pastoral como en el ámbito del estudio teológico, ya que no se considera válido este tipo de estudios para hablar de teología.

 

¿Qué es lo que te subyuga de Llanos?

Llanos es un personaje fascinante, su modo de vivir y pensar me han ayudado a vivir la fe. Llanos como explicaba Alberto Iniesta (fue obispo auxiliar de Madrid), tiene unas dimensiones y formas muy diversas y quien crea que conoce a Llanos no lo conoce de verdad, es un personaje de fondo, y de contrastes siempre llevado por seguir a Jesús, muy distintos y esto se constata en el libro de forma clara.

Llanos es un hombre de religiosidad profunda, de vida intensa, de amarguras llanosianas, de temperamento especiado con el dolor de estrellas. Dios le llamó en su toque de gracia y le encarnó en el barro del Pozo del Tío Raimundo, viviendo la experiencia belemítica y nazarena.

 

«Quisiera invitarlos a pensar en el después porque esta tormenta va a terminar y sus graves consecuencias ya se sienten», proponía el papa Francisco en una carta a los movimientos y organizaciones populares el 12 de abril pasado. ¿Este nuevo libro puede ayudarnos a ello? ¿En qué manera?

Este es un libro para tiempos aciagos donde nos encontramos a un cristiano que ha vivido pensionado en este mundo para conocer y reconocer al Dios de los sencillos en medio de su pueblo vallecano. Ha realizado con su vida desde luego sin pretenderlo del todo, una entrega que se ha convertido en una biografía teológica, es decir, es una vida transitada por Dios que nos deja esperanzas, luces y sombras (como se indican en el libro), que nos invita a repensar la importancia de elevar la vida de cada persona a su valor en dignidad…

 

Defines a José María de Llanos como un «jesuita atípico en tiempos aciagos de crisis que se dedicó a vivir plenamente en el cambio y transformación del mundo». ¿Cómo Llanos puede (y en particular este libro) ayudarnos a leer los signos de los tiempos que se nos presentan derivados de la pandemia del Covid-19?

Su obra su obra 9 signos de los tiempos de 1968 puede ser clave en este tiempo de confinamiento, por los siguientes motivos:

En primer lugar, el posicionamiento del cristianismo ante las armas. Planteando que todo el Evangelio, vida y doctrina del Maestro, está empapado de su mansedumbre tal, que sitúa al discípulo en un plano de paz, de amor y de renuncias superadoras de todas las prescripciones mosaicas y naturales: “La mansedumbre de Cristo es un misterio de luz que pide una aceptación en fe tan enorme que llegue a nuestra misma conducta”. El Evangelio no pierde actualidad y con el tiempo, siendo en sí inmutable como revelación, cobra luz de los hechos y pasos de los hombres, sufriendo las tensiones.

En segundo lugar, la guerra como determinante generacional. Llanos entiende, que en el fenómeno de las generaciones se dé un proceso continuo de humanidad cuando un sucedido de notables dimensiones se produjera por obra de los hombres: “Tal hecho, impreso inevitablemente en el común talante de sus protagonistas, de tal modo va a caracterizarlos, frente a sus inmediatos seguidores, vírgenes de la dichosa señal, que la diferencia y sus graves consecuencias surgirán constituyendo un conocido contraste histórico llamado generacional”.

En tercer lugar, la paz de verdad como cuestión de fe. Llanos entiende por paz de verdad una acción, una decisión y el valor ciertamente mayúsculo por pacificar: “La paz en este mundo creo que tan sólo tiene dos puntos eficaces de apoyo y de partida. Uno de ellos, el de fuera y mirando a lo que llamaría la macro paz, es la formación de un ejército de la ONU que, como policía de las naciones todas, evitara líos del interés y de la dignidad… pero la macro paz no es sino resultado de una infraestructura que debe resolverse en otros planos. La macro paz reside en el hombre, en su valoración personal de actitudes humanas, en sus acciones y reacciones ante las circunstancias diversas, en su misma e íntima educación. Pues bien, aquí hay que llamar a la fe y reconocer que tan sólo ella ofrece y exige el esfuerzo debido para crecer y aceptar y propagar la paz”.

En cuarto lugar, el ejemplo de Lutero King, sangre para la paz. Para Llanos esta sangre derramada es un grito que debía golpear las conciencias de todos los humanos: “sobre el cadáver de Lutero King, el hombre de la paz más unánimemente reconocido, sobre sus despojos, todos pusimos nuestras manos. Las de unos, porque no supieron sacudirse sus prejuicios de raza o nación y se reservan sus ansias de revancha; sobre otros, apasionados y ardientes en la defensa y proclamación de cualquier ideología, porque en el fondo de sus entusiasmos late algo dispuesto a cobrarse en muertes tanta fidelidad; sobre algunos también, porque todavía en 1968, creen que la violencia, el golpe, la sangre derramada, son capaces de poner orden y armonía entre los hombres”.

Llanos intentaba interpelarse, sobre todo, desde dónde estaban los pobres y la injusticia para transparentar al Dios de la vida. Llanos en este sentido no jugaba a la confusión, al acomodarse. Buscaba segar de raíz la alienación que el pueblo sufría. Para Llanos el mundo era injusto porque los hombres y mujeres hablaban demasiado, sin dar pasos hacia la acción, la transformación.

José María de Llanos, el viejo Llanos, el publicista, el jesuita de la perplejidad. Leerle nos hará mucho bien. Hay que agradecer a Diego Iturriaga de la editorial ENDYMION que el libro haya visto la luz. Solamente me queda animaos a leerlo, se puede conseguir a través de Amazon o de la propia editorial. Gracias.



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