[Marilia Sanz] El 6 de febrero de 2020, en el marco del curso de Cristianismo y Justicia «¿Cerrar el círculo? Representaciones de la experiencia espiritual y religiosa en el espacio», se celebró la sesión Barcelona y los lugares de culto: aproximación sociológica y de gestión pública. Fue a cargo de Lola López, antropóloga y ex-coordinadora del equipo de Asuntos Religiosos del Ayuntamiento de Barcelona. Lola empezó diciendo que haría una charla desde su experiencia personal, de lo que le movió a querer tomar esta responsabilidad y de sus convicciones sobre el hecho religioso (se define como agnóstica y su mirada es eminentemente intercultural).
Aunque no sea creyente, dijo que en la ciudad de Barcelona buena parte de los ciudadanos lo son. Considera que el ser creyente es parte fundamental de la vida de las personas que lo son, por tanto, los gestores públicos deben garantizar que se pueda ejercer este derecho a toda persona. Al frente de Asuntos Religiosos trabajó para la plena normalización del hecho religioso. Por ejemplo, pongamos por caso, en el barrio, se habla de un problema o situación donde se debe actuar, en la mesa no sólo tienen que estar los agentes de siempre: educación, sanidad, servicios sociales, administración, sino que también debe haber la mirada del creyente. Hizo un llamamiento a que las asociaciones de base religiosas se hagan presentes en ámbitos hasta ahora sólo llevados por gente no creyente.
Hay una mirada de superioridad del ateo hacia el creyente. Se considera que el creyente tiene una inferioridad en el campo intelectual, cuyo conocimiento de la realidad no tiene validez, que es poco evolucionado, se ha quedado atrás, como infantilizado por la creencia. Y hay que romper esto porque es un supremacismo por parte de la cultura dominante no creyente. Cuando un colectivo debe esconderse, da pie a rumores, estereotipos, discriminación. Normalización es hablar abiertamente en cualquier espacio. Pero la religión está apartada cuando en la ciudad existe una presencia enorme y diversa de las religiones.
Existe un vacío legal en lo que se refiere a los usos de los espacios públicos en cuanto a la religión. No está escrito en ninguna parte, no hay ninguna ley que prohíba realizar actos religiosos en espacios públicos, como centros cívicos y otros. Siempre que se respete la diversidad religiosa y no se privilegie una sobre otras. Pero hay una tendencia a mirar el hecho religioso como algo que debe mantenerse al margen y se confunde laicidad con laicismo. Se debe tener una política religiosa que garantice el hecho religioso. Que todo el mundo pueda ejercer su derecho al culto y que todo el mundo pueda expresar su fe. Todas las religiones deben poder compartir el espacio público al igual que las actividades culturales o deportivas lo hacen con toda la normalidad.
No basta con dar una Instrucción para equiparar el trato que se da a estas actividades. Es necesaria una Medida de Gobierno. Tardó ocho meses en poder aprobar una. La Normativa del uso del espacio público queda muy pequeña frente a las necesidades de la gente creyente. Para llegar aquí, debía trabajarse desde la perspectiva intercultural, que tiene tres principios.