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Participantes en los Ejercicios de verano de ACO del año 2022.

“La indignación de Jesús”, un Documento de ACO plenamente vigente 

La Comisión de formació elabora un nuevo extracto

Junio 12/Joan Andreu Parra/

Una vez más, desde la Comisión de Formación, hemos realizado el extracto de un documento antiguo de ACO. Se trata de La indignación de Jesús (n. 24), a cargo de Josep Jiménez Montejo.

  • La ira es un derecho en Dios, pero una injusticia en el hombre. Así, mientras el amor de Dios incluye la ira, en el hombre, amor y cólera se excluyen.
  • La ira de Dios no es una pasión similar a la ira humana. La ira de Dios es una justa reacción a la transgresión de un mandamiento o a la resistencia a su proyecto histórico. Expresa la aversión de Dios contra todo mal.
  • La ira de Dios es la reacción contra el orgullo extremo del hombre; que se piensa a sí mismo como absoluto, lo que le llevó a la fractura con Dios concretada en el pecado original, que en el fondo consiste en el abandono por parte de la humanidad de la línea evolutiva querida por Dios.

No es la ira por la ira y sólo como castigo, sino por volver a amar al hombre. La ira y el amor de Dios no se excluyen, sino que se incluyen. La ira de Dios nace de su amor y de su compasión.

  • Dios desata su ira ante la infidelidad y la ingratitud especialmente cuando los derechos de los más pobres son conculcados.
  • La cólera de Jesús es un signo de su humanidad, aunque nunca es un sentimiento totalmente humano. Su ira tiene el carácter de la indignación divina porque Jesús se indigna contra todo lo que desagrada a Dios.
  • En el NT queda bien definida la causa de la ira divina: el amor de Dios es correspondido con desamor y su misericordia con una actitud de dureza hacia los hermanos.

Despreciar a Dios y no amar al hermano son la misma cosa.

Así, a partir de Jesucristo, quedamos libres de la indignación de Dios para que nos dejemos redimir por su misericordia.

  • Lo más importante para Jesús es el bien del hombre enfermo y por eso se indigna airadamente con quienes ponen la ley por encima del bien de aquel hombre que tiene la mano paralizada.
  • Y quizá tendremos que preguntarnos: ¿Qué nos indigna, qué nos causa ira, qué nos enfada a nosotros? ¿Nos indigna en lo que nos afecta personalmente? ¿Nos indignan también las injusticias que no nos afectan directamente?
  • Podemos acabar preguntándonos si nosotros, gente de ACO, también seguimos este camino de liberación (...) si apoyamos las esperanzas de los más pobres, de los últimos de nuestra sociedad.
  • La reacción de Jesús es acoger a todos en una comunidad que no es una familia cerrada, sino abierta a todo tipo de persona.
  • Dios desea que su pueblo se convierta, pero la conversión no es la condición de su amor, sino que es su amor quien posibilita la conversión.
  • La predilección de este Jesús por los pobres y por los pecadores le sitúa contra el orden social, el poder económico y el poder religioso.
  • La ira de Dios, en Jesús, no castiga a los pecadores, de los que Jesús se manifiesta como amigo y come con ellos, en un banquete del que tantas veces ha hablado como parábola del Reino. Jesús no se indigna con ellos, cierto, pero les invita a la conversión.


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