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«Trabajo y persona son dos palabras que pueden y deben ir juntas.» El papa Francisco a lo largo de su pontificado a menudo ha hablado de trabajo y de economía. Queremos destacar dos encuentros que se han producido en los últimos meses, con los trabajadores de la factoría de acero ILVA y con la Confederación Italiana de Sindicatos de Trabajadores (CISL).

Entre otras cosas, el Papa propone la urgencia de hacer «un nuevo contrato social humano, un nuevo contrato social para el trabajo, que reduzca las horas de trabajo de los que están en la última temporada laboral para crear puestos de trabajo para los jóvenes que tienen el derecho y el deber de trabajar.» Puro sentido común.

También señala dos desafíos para los sindicatos: profecía e innovación. Con respecto al primero: «En nuestras sociedades capitalistas avanzadas el sindicato corre el peligro de perder esta naturaleza profética y de volverse demasiado similar a las instituciones y los poderes que, en cambio, debería criticar. El sindicato, con el pasar del tiempo, ha terminado por parecerse demasiado a la política, o mejor dicho, a los partidos políticos, a su lenguaje, a su estilo.» Y, con respecto a la innovación: «El sindicato no realiza su función esencial de innovación social si (...) sólo protege los derechos de las personas que trabajan o que ya están retiradas (...) vuestra vocación es también proteger los derechos de quien aún no los tiene, los excluidos del trabajo que también están excluidos de los derechos y de la democracia.»

Os enlazamos el discurso íntegro a la CISL y el de la factoría ILVA y las preguntas que contestó.