Oración con motivo del Día de la mujer – 8 de marzo

¡DIOS DEL AMOR, sabemos que nos creaste Hombre y Mujer,  que, seamos Hombre o Mujer, tú nos amaste desde el principio de la creación!   ¡DIOS DEL RESPETO, sabemos que desde la noche de los tiempos nos respetas a cada una, a cada uno con nuestras diferencias y nuestras complementariedades!   DIOS DE LA JUSTICIA, sabemos que tu Hijo Jesús supo escuchar a las mujeres rechazadas, heridas, explotadas, mal amadas. ¡Y sabemos que haciendo eso, causó asombro, e incluso escándalo!    ¡DIOS DE LA VIDA Danos el valor de seguir los pasos de tu Hijo. Danos la fuerza para ser testimonios del respeto de toda vida. Y en todas las ocasiones. Te lo pedimos a ti, DIOS: PADRE nuestro y MADRE nuestra por los siglos de los siglos! Amén.   Oración de Bernard ROBERT Consiliario del MMTC

«Esto os mando: que os améis unos a otros»

[Oración leída en el inicio del Comité General del 11/12/2021, preparada por la diócesis de Vic] “Os he dicho todo esto para que mi alegría sea también la vuestra, y vuestra alegría sea completa. Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros tal y como yo os he amado. Nadie tiene un amor mayor que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. Ya no os digo siervos, porque el siervo no sabe qué hace su amo. A vosotros os he dicho amigos porque os he dado a conocer todo lo que he oído de mi Padre. No me habéis escogido vosotros a mí; soy yo quien os he escogido a vosotros y os he confiado la misión de ir por todas partes a dar fruto, y un fruto que dure para siempre y todo lo que pidan al Padre en mi nombre, él se lo concederá. Esto os mando: que os améis unos a otros.” (Jn 15,11-17)   “¿Quiénes son las buenas personas sabias y humildes que contribuyeron a que nuestra vida fuera más intensa, comprometida y, a pesar de las responsabilidades de toda opción, también más agradable? Estos seres queridos, fundamentales, nos inspiran, nos ayudan a ser mejores. Son imprescindibles para que la humanidad avance en justicia, compromiso social y que sea digno de tal nombre. Sus causas nos interpelan, hoy como ayer, para fundarse en nuestras decisiones. Nos ayudan a encontrar sentido en nuestra vida y significado en nuestras acciones. Alimentan nuestra conciencia porque nos muestran su vocación de buscadores de bondad, verdad y belleza en las cosas sencillas de la vida cotidiana más allá de lo extraordinario.” Del cuaderno Vamos a fondo n. 29 «Elogio de la gratitud. Una apuesta por la esperanza», de Dani Jover: https://acoesp.org/mediateca/vamos-fondo-n-29-elogio-de-la-gratitud-una-apuesta-por-la-esperanza.

Enciende nuestros corazones de indignación y de compasión

[Oración con la que se inició la última Jornada de responsables, elaborada por el consiliario Josep M. Pujol] Padre, Tienes cuidado de nosotros y de toda la creación, hasta el punto de indignarte con quien pisa al otro o quien destruye la naturaleza. Tú sigues trabajando incansablemente por un cielo nuevo y una tierra nueva. Haz que arraigados en esta confianza seamos personas cuidadosas de los hermanos y hermanas, y de nuestra casa común. Señor Jesús, Día a día vemos imágenes de personas tratadas como bestias, y recordamos que, con tu sola presencia, tú revestías de dignidad a las personas. Tú que dijiste a los discípulos, «venid y veréis», haznos ver la realidad tal cual es, y que te sepamos encontrar, y acompañarte en la transformación que llevas a cabo. Espíritu del Señor, Hiciste de unos discípulos amedrentados, personas capaces de dar testimonio en todo el mundo. Hiciste de una multitud de distintos orígenes, un solo pueblo de personas capaces de entender el evangelio. Enciende nuestros corazones de indignación y de compasión. Pon en nuestros labios palabras comprensibles para todos, palabras que sanen las divisiones y creen comunidad.

Acoge

Acoge, Señor, nuestros miedos y transfórmalos en confianza.   Atiende nuestros sufrimientos y transfórmalos en crecimiento.   Escucha nuestro silencio y transfórmalo en adoración.   Admite nuestras crisis y transfórmalas en madurez.   Acepta nuestras lágrimas y transfórmalas en oración.   Recibe nuestra decepción y transfórmala en fe.   Comprende nuestra soledad y transfórmala en contemplación.   Escucha nuestras amarguras y transfórmalas en paz interior.   Atiende nuestras esperas y transfórmalas en esperanza.   Sosiega nuestra muerte y transfórmala en resurrección.   Arnaldo Pangrazzi

Este Jesús desconcertante

[Miquel-Àngel Ferrés i Fluvià, rector en Figueres] Me enfado y tú me dices: perdona. Dudo y tú me dices: confía. Confío, y tú me dices: vigila, vela. Tengo miedo y tú me dices: ánimo, coraje. Quiero estar en paz y tú me dices: ven y sígueme. Siento angustia y tú me dices: la paz sea contigo. Quiero seguridad y tú me dices: déjalo todo. Busco bienes materiales y tú me dices: dalo a los pobres. Creo que soy buena persona, y tú me dices: todavía te falta una cosa… Siento cansancio y tú me dices: yo soy el Pan de vida. Quiero hacer cosas importantes y tú me dices: el más importante es el que sirve. Pido tranquilidad y tú me dices: he venido a traer la espada. Pienso en la venganza y tú me dices: ama a los enemigos. Quiero ser mayor y tú me dices: si no os hacéis como los niños… Quisiera esconderme y tú me dices: que tu luz resplandezca ante todos. Quiero que me vean y tú me dices: reza a escondidas. Quiero un cristianismo claro y tú me hablas con parábolas. Guardo las formas y tú me dices: es de dentro del corazón de donde salen la maldad y la bondad. Cumplo las normas y tú me dices: si no sois más justos que los escribas y los fariseos… Quiero reposar en tí y tú me dices: toma tu cruz y acompáñame. Me inquieto por muchas cosas y tú me dices: sólo hay una necesaria. Quiero una Iglesia triunfante y tú me dices: el reino de Dios es como un grano de mostaza… Busco unos preceptos claros y tú me cuentas las Bienaventuranzas. Me incomoda quienes hacen el mal y tú me dices: no he venido a llamar a justos sino a pecadores. Me veo sin salida y tú me dices: yo soy la puerta. Me veo perdido y tú me dices: yo soy el camino. Estoy a oscuras y tú me dices: yo soy la luz. No hemos pescado nada en toda la noche y tú nos dices: echad las redes al otro lado. Busco bienestar y tú me dices: ¡fuego, he venido a traer a la tierra! Te queremos Rey poderoso y tú te dejas clavar en la cruz.

Señor, enséñame a orar

[Oración de Oriol Garreta leída en la Jornada final de curso de la zona Besòs que se hizo telemáticamente el 3 de julio] Muchas veces, Señor, como discípulo tuyo que soy, debería hacer mía aquella petición que tus discípulos te hicieron un día: "Señor, enséñanos a orar". A menudo rezo sin amor, a menudo mi oración sale de un corazón reseco y no es palabra amorosa que dirijo a mi Amado y se convierte en palabra que se lleva el viento. A menudo rezo sin amor, a menudo mi oración no brota de un gesto de amor y servicio hacia el hermano que tengo al lado, ni nace de una mirada rellena de ternura ante tantos que veo luchar, sufrir y morir y deviene, entonces, falsa oración, una oración indigna y vacía. Se, Señor, mi Maestro de amor. Que de tí aprenda a hacerlo todo con amor y autenticidad de corazón, a trabajar y vivir, a hablar y orar con el corazón lleno de tu amor y mi vida se convertirá, entonces, en completamente placentera y agradable a tí.

La vivencia del Tabor

[Oración de Oriol Garreta leída en la Jornada final de curso de la zona Besòs que se hizo telemáticamente el 3 de julio] Siguiendo el ejemplo de Moisés y Elías, subes a la montaña, al encuentro de Dios, tu Padre. Me invitas, también, a subir. Es empinada, Señor, la subida: dejar lo que estoy haciendo, el trabajo, la gente, las preocupaciones que me angustian y me descomponen la vida. Dejar todo esto me da pereza. Tú vas al frente, bien decidido. ¿Cuántas veces te he dicho que no, he vuelto atrás, me he sentado en el llano, solo, para descansar y dormir. Pero hoy sí, hoy he subido contigo, hasta la cima. Encontrarte con el Padre, entrar en diálogo con él, en íntima comunión… te ha llenado de alegría, de paz, de vida, estallando y resplandeciendo su gloria. Me he adormecido de cansancio, pero de repente, como a menudo me pasa, te he sentido a mi lado, he experimentado que eres el Hijo amado del Padre. Qué alegría, qué paz, qué plenitud de vida me has comunicado. Todo yo me he sentido transfigurado, y te he pedido que esta vivencia perdurara para siempre en mí. Por respuesta me has dicho: ahora bajemos al trabajo de cada día, con la gente que tienes cerca, con los problemas que te agobian y piensa que llevas dentro la fuerza del Espíritu que hemos encontrado en la cima. Él te hará caminar para llevar a los demás paz, alegría y vida.   Esta oración se complementó con el Evangelio de Mateo 17,1-9. Y se propusieron estos puntos de reflexión que pueden trabajarse bien personalmente o en grupo y compartirlos: A) Suben a la montaña: cansancio, fatiga… Momentos difíciles que hemos vivido durante el confinamiento: B) En la cima pasan el día hablando con Jesús. Viven una experiencia de fe indescriptible: Jesús, el amigo, es el Dios con nosotros. Vivencias positivas que hemos tenido durante el confinamiento: C) Descenso de la montaña a la vida ordinaria con todo lo que les espera. ¿Qué hemos aprendido del confinamiento y qué nos puede ayudar a afrontar todas las nuevas realidades que empezamos a vivir como miembros de ACO?

Oración del Primero de Mayo de 2020

[Oración del consiliario Josep Jiménez Montejo que fue leída en el encuentro del Primero de Mayo convocada por el grupo Almeda del Baix Llobregat] Aquí estamos, Padre, nuevamente. Aquí estamos, una vez más, para abrirte el corazón y decirte lo que nos pasa. Aquí estamos, con el ánimo encogido por el dolor que nos embarga a causa de tantos familiares, amigos o conocidos muertos, o enfermos. Aquí estamos, y te presentamos el dolor de tantos de nosotros, que no hemos podido acompañar nuestros familiares en sus últimos momentos. También te presentamos a todos los compañeros y compañeras que han perdido el trabajo. Te presentamos la esclavitud, todavía mayor, de tantos trabajadores obligados a depender de un alabado teletrabajo, pendientes todo el día de una pantalla o del teléfono. Padre, mira todavía con más amor, a todos aquellos, hombres y mujeres, que han trabajado hasta la extenuación al servicio de los afectados por la pandemia que nos asuela. Padre, derrama en nuestros corazones el fuego de tu Espíritu para buscar sin desfallecer, y luchar para conseguir, la justicia y la equidad que nos serán necesarias para atender a las víctimas de la dura crisis económica, que cubrirá como una sombra muy negra, el futuro de tantos de nosotros. ¡Sí, Padre! Te insistimos como aquella viuda pesada del Evangelio: no permitas que perdamos nuestra dignidad ni nuestra humanidad. Que no dejemos de ser hombres y mujeres creados a tu imagen. Derrama tu Espíritu en la clase política para que sea digna de ti, y no como aquel juez “que no temía a Dios ni respetaba a persona alguna” (Lc 18,1-8). Sí, que nuestros políticos promuevan políticas económicas y sociales que no dejen los pobres y empobrecidos al margen de nuestra sociedad, ni al margen de la historia. Padre, que tus hijas y tus hijos más pobres puedan disfrutar, sin límites de tiempo o condición, de lo mínimo necesario para vivir con dignidad. Padre, te pedimos que todos puedan tener un trabajo decente que les permita ser partícipes, contigo, de la continuación de la creación. Que nadie quede descartado de la alegría de colaborar, con su trabajo, para que nuestro mundo sea el mundo que tú has soñado. En este día del Primero de Mayo, Padre, ayúdanos a no desfallecer en nuestra lucha y nuestro esfuerzo para que tu justicia y tu amor de Padre bueno, justo y misericordioso sean un derecho universal y un patrimonio del cual puedan disfrutar todos tus hijos e hijas. Amén.

Padrenuestro desde el monasterio de Sant Benet de Montserrat

[Extraído de la página Facebook del Monasterio de Sant Benet de Montserrat] Padre nuestro que estás en el cielo. Padre nuestro que estás en la sonrisa de Oliver, un amigo con síndrome de Down, feliz, aprendiendo a ir en bicicleta por el piso estos días. Que estás en los brotes nuevos de esta primavera que ignora la pandemia. Y en los momentos que nos recordamos y oramos unos por otros. Que estás en la llamada de la doctora del CAP a Conchita para decirle que recuerda con ternura a sus padres que han muerto. Y así va llamando a los familiares de los pacientes que sabe que han muerto estos días. Y que estás en la fuerza misma que Conchita encuentra para volver a empezar cada mañana. Santificado sea tu nombre, sea ​​recordada tu presencia amorosa, que hagamos lugar en nosotros a tu amor sin límites, que no te olvidemos, Amor que nos amas a cada una a través de tantos y tantos pequeños y grandes gestos y detalles a lo largo del día. Venga a nosotros tu reino, tu manera de amar, tu libertad liberadora, aquel sueño tuyo que quisieras que viviéramos respetándonos unos a otros, ayudándonos mutuamente, colaborando con creatividad, apoyando a la ciencia y las artes, teniendo cuidado de los más débiles. Hágase tu voluntad en la tierra como se hace en el cielo. Sí, Dios mío, que el amor expulse a los miedos, que las corazas tiemblen ante la confianza de un niño, que tu bondad acaricie los corazones de las personas que amo y los de las que no conozco, que la Vida estalle en la fragilidad de los intentos de hacer el bien, que la ternura acompañe al sufrimiento y la inteligencia ayude a vivir esta situación con el menor daño posible. Hoy, hágase, sí, a tu manera Señor, ¡y juntas y juntos saldremos de esta! Nuestro pan de cada día danos Señor el día de hoy Danos, hoy, Señor, como el maná en el desierto, la fuerza que necesitan los que trabajan en los hospitales, el consuelo para acariciar a los que lloran, la compasión para acompañar a quienes no aguantan su soledad. Sólo por hoy, Señor, para aprender a vivir cada día como un don tuyo. Sólo hoy para no volver a creer que nos lo podemos montar sin Tí perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a nuestros deudores, sí, perdona Señor el miedo que no me deja perdonar y que por eso no me permite recibir tu amor sin medida, perdona Señor no reconocerte como el Padre Bueno que me esperas para poderme abrazar, perdona Señor el miedo que me hace ver a un enemigo donde tengo un hermano, perdona mi rabia y mi odio que mantiene lejos a la gente que más quiero por miedo de amar y sentir mi necesidad de sentirme querida, y no nos dejes caer en la tentación, la tentación de olvidarme de Tí, la de cerrar el corazón, la de desconfiar, de desanimarme, la de entrar en el círculo creciente de pensamientos negativos, la de creer que estoy sola o la de responder al dolor provocando más dolor, líbranos del mal, amén. Hoy, especialmente, líbra de todo mal a las personas enfermas, a las que sufren situaciones violentas, a las que arriesgan la salud por los demás, a las que están desbordadas de trabajo y a las que no pueden soportar el confinamiento, y a las que ven perder su trabajo y los pocos recursos que tenían. Hoy, contigo, Señor, ¡sabemos que juntas y juntos saldremos de esta!

Padre, estés donde estés, que te encuentres con Dios, Jesucristo

[El escultor Josep Ricart, padre del militante del Baix Llobregat, ​​Xavier Ricart, falleció el 29 de marzo pasado de muerte natural con 94 años. Esta es la oración que comparte la familia y en la que resuenan tantas personas que han muerto en la crisis del coronavirus] Padre, hoy nos has dejado. Te has ido en silencio, calmado, sin decir nada, cogido de una mano resistiéndote a marchar. Atrapados en este momento que vivimos por la pandemia. Tu corazón, tu respiración cansada, se han apagado poco a poco, después de 94 años, casi 95, de plena actividad y vitalidad. Has disfrutado de una vida llena de pequeñas y grandes creaciones, junto a una numerosa familia, con la madre, tres hijos y tres hijas, con cinco nietas y cinco nietos y respectivas parejas y también con tus tres bisnietos. Una vida de trabajo sin tregua, una actividad constante haciendo lo que más querías, siendo artista. Siendo un obrero conocedor del valor de las materias, un artesano que sabía cómo dar forma a las ideas y un maestro buscando siempre cómo representar y expresar mejor los sentimientos. Te reconoceremos siempre como el escultor de las manos, manos que saben expresar valores y sentimientos tanto humanos, como creyentes y sociales. Acompañado has marchado, por las cuidadoras de la residencia, por tu hijo Jordi, la única persona que han dejado estar en tus últimos momentos de vida y que se ha despedido en nombre de todos, diciéndote lo mucho que te queremos, recordando a nuestra madre. Padre, estés donde estés, que te encuentres con Dios, Jesucristo, cara a cara, con el que sin haberlo visto, le has dado forma muchas veces, con un rostro firme que mira con ternura el mundo, como te gustaba asumir la vida. Ahora sólo queda decirte ¡descansa en paz!, después de una intensa y generosa vida, siempre en nuestro corazón. Te queremos, tu familia.

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