Julio 20/Cèlia Santiago/
El pasado fin de semana me desplacé hasta Portugal para hacer un testimonio ante personas de diferentes ámbitos eclesiales sobre mi recorrido y compromiso en el Prado. Siempre que viajo a Portugal no deja de asombrarme el cariño con que soy (somos) acogida. Los portugueses, al menos los que yo conozco, son personas sencillas y muy, muy acogedoras.
Con anterioridad al encuentro nos habían hecho llegar varias citas evangélicas para que las trabajáramos en casa y, la mañana del sábado la plegaria se hizo con las aportaciones que la cincuentena de personas que participábamos en el encuentro.
Más tarde el padre Horacio, expuso de manera sencilla y muy didáctica, los puntos esenciales de las citas evangélicas.
Después de comer, y a pesar de las dificultades idiomáticas, presenté el testimonio que me ha llevado a hacer el compromiso con el Prado.
A pesar de las dificultades idiomáticas (hice mi exposición en castellano), la gente hizo muchas preguntas sobre cuestiones que les habían impactado, o aclaraciones de algunas cosas que no habían entendido o se habían entendido mal. A continuación se hizo un trabajo por grupos y más tarde una plenaria, donde los diferentes grupos expusieron lo que les había interpelado del testimonio y la intención o no, de organizarse regionalmente para profundizar algo más en la espiritualidad pradosiana.
Le doy gracias al Padre por haber hecho posible este encuentro y lo que para mí ha supuesto de reflexión y planteamiento.
