Estamos en las Asociación de Vecinos de Caño roto, en Madrid
• ¿Qué papel juegas, qué función tienes en esta actividad?
Soy una más, entre todas formamos parte integrante del grupo y lo sacamos adelante, pero como militante tengo mi opción ahí, procuro animar y motivar, estar atenta y cuidar de las otras mamás.
• ¿Cómo te acercaste y desde cuando estás vinculado?
Otras mamás del barrio y yo nos juntábamos en el parque en verano, cuando comenzó el invierno hace ya tres años decidimos iniciar este grupo bajo cubierto para tener un lugar calentito donde cobijarnos con los niños y poder seguir disfrutando de ese compartir entre nosotras que tanto bien nos hacía.
• ¿Por qué estás, qué te motiva a estar allí?
Me motivan muchas cosas para estar ahí. Lo primero, mi estado vital, soy madre y eso implica mucha necesidad de compartir lo que se vive. Es demasiado intenso para vivirlo sola. Es una lástima perder toda esa riqueza. Además soy militante, creo que hay que crear redes, asociar, colectivizar, creo que son respuestas revolucionarias que hacen frente al sistema. Estoy ahí porque soy mujer, y creo en las respuestas femeninas creativas que crean lazos, que nutren y acogen. Es mi opción porque soy creyente, y creo en las respuestas que nacen del corazón, que generan vida.
• ¿En qué te ayuda como persona y como creyente?
Me hace vivir sintiéndome parte de algo vivo y lleno de riqueza. Me obliga a replantearme cosas, me cuestiona. Cuando fallo en algo, cuando no encuentro la salida, me obliga a crecer, a ser más responsable.
Como creyente me confirma que La Madre/Padre está ahí en cada rostro, día a día. Me hace crecer acompañada.
• ¿Qué experiencia de transformación social estáis realizando?
Creo que estamos viviendo un hecho revolucionario. Mujeres que se juntan sin más objetivo que compartir sus riquezas y colectivizar experiencias. Dándose de forma gratuita mutuamente en un barrio sencillo: una madre soltera en paro, dos mamás ucranianas en paro, dos mamás españolas en paro y una que trabaja. Todas juntas descubriendo que hay formas colectivas de vivir lo que el sistema nos quiere obligar a vivir en soledad: la maternidad. Los centros comerciales no tienen porque ser el lugar de refugio del invierno, comprar todo para tu hijo porqué no tienes a nadie que te pase ropa no tiene porque ser la única vía, sentir que eres la única mujer que se siente desbordada al tener un hijo no tiene porqué ser vivido en soledad. Las mujeres podemos llegar a descubrir un nuevo horizonte para nosotras mismas si tenemos un espacio dónde poder creer en nosotras mismas y confiar en toda esa dulzura que sentimos durante el puerperio y la maternidad. Un grupo de crianza puede ser la plataforma para permitir que se desborde una mirada diferente hacia el resto del mundo: cargada de justicia, de sensibilidad, amor y creatividad.
• ¿Cómo es valorada por los receptores, los participantes, por el barrio?
Creo que estamos alimentando un poquito la asociación de vecinos de savia nueva y a la vez algunas de las mamás del grupo están descubriendo cómo es una AAVV. Estamos construyendo barrio porque aunque algunas mamás que invitamos no se quedan luego por el barrio y en el parque ofrece momentos de compartir, de hacer barrio cercano, crea redes. Algunas de las mamás que están alrededor del grupo no tendrían otro punto de referencia para algunas cosas que les preocupan. También ayuda a conocer la asociación dentro del barrio que es una gran desconocida!
• ¿Cómo superas / superáis los momentos de dificultad?
Con confianza, como si de una familia se tratase. Sabiendo que cada una tenemos un valor dentro del grupo y que a veces es difícil los equilibrios. Con escucha. Con fe y confianza en que todo poco a poco se irá caminando.