[Oración que se leyó en el Estudio de Evangelio de la zona Baix Llobregat el 13/05/2018]
Te bendecimos, Padre, señor de cielo y tierra,
y te damos gracias por tu llamada.
Reconocemos que nuestra fe es débil y nuestro compromiso débil,
pero hoy, junto con todos los profetas, enviados, apóstoles y misioneros,
te alabamos, porque nos reunimos en tu nombre con la alegría renovada del encuentro.
Bendito seas por Jesucristo,
tu enviado para reconciliarnos.
Él llamó a los apóstoles y a los discípulos
y sigue llamando, por medio de tu Espíritu, a los nuevos servidores de tu pueblo,
para expulsar los demonios del mundo moderno
y para curar a todo ser humano roto.
Te alabamos, porque tu Reino se da entre nosotros,
a pesar de las sombras de tensión,
envidias, recelos y miedos.
Nos cuesta mucho ponernos en marcha,
dejar nuestro rincón,
abrirnos al mundo, vivir cristianamente.
Jesús puso su confianza en tu amor,
no se preocupó por el pasado,
dispuesto siempre a cualquier imprevisto del futuro.
Por eso su vida y su muerte
cambiaron radicalmente nuestra vida y nuestra muerte.
Al vivir nosotros, ahora, otros retos,
haz que avancemos en nuestro compromiso evangelizador,
mediante la fuerza del Espíritu.
A veces nos desconcierta tener que ponernos en marcha
por unos caminos diferentes a los acostumbrados.
En lugar de correr el riesgo de la fe y las exigencias de la misión,
preferimos tranquilizarnos
con falsas prudencias y cálculos egoístas...
Que tu Espíritu nos enseñe a salir de nosotros mismos
nos movilice a favor de nuestros hermanos
de nuestro pueblo extenuado.
Con la esperanza de la liberación total, en el reino que nos tienes prometido,
por los siglos de los siglos.
AMÉN