[Enric Blasi] Mi primer contacto con Victoria fue en ACO, en 1983, más o menos. De esos primeros años tengo pocos recuerdos. Con el tiempo compartimos días de playa en Calafell y en Alp donde coincidíamos, casi siempre de vacaciones, unas 6 u 8 personas. Nos distraíamos con diferentes entretenimientos, pero Victoria no era nada entusiasta de los juegos y menos de juegos de cartas. Ella siempre prefería ir a leer tranquilamente.
Cuando en enero del año 2003 murió mi esposa, por vacaciones Victoria junto a Ana María me invitaron al Valle de Ordesa. Nunca olvidaré cómo se esforzaban por ayudarme por ayudarme en aquellos momentos difíciles. Quedé inmensamente agradecido a Victoria por el esfuerzo que hizo. A mí, esa salida, me hizo mucho bien.
Luego cada año coincidíamos 5 o 6 días en Arbúcies haciendo los Ejercicios de verano de ACO. Ella era una entusiasta de la piscina. En el tiempo que nos daban de reflexión casi siempre intercambiábamos nuestro punto de vista hasta llegar a una conclusión en la que no siempre coincidíamos. Victoria era una persona que si se comprometía en algo participaba hasta el fin. En las reuniones siempre aportaba su palabra que nos hacía pensar y, aunque decíamos cada uno la nuestra, ella siempre hacía la suya, aunque después a veces le dolía haberlo hecho.
Con su partida, Victoria nos deja el recuerdo de todas las vivencias compartidas. Siempre la recordaré por su fortaleza y su espíritu luchador, algo que contrastaba con su cuerpo más bien pequeño.