[Maria Martínez Rojas] Maria Aran del grupo Barceloneta de la zona Besòs falleció el pasado octubre. Fue militante de ACO durante muchos años. La conocimos en 1979 cuando nuestro grupo Florida dio el paso a militantes. Presidenta en los años 80 junto con José Luis Buil primero y con Albert Marín los siguientes años.
Muy comprometida con el movimiento, participó en consejos, jornadas... y viajó a Francia, a Portugal... representando a ACO.
El escrito de despedida que hizo María publicado en el Boletín ACO de noviembre-diciembre de 1987 cuando dejó de ser presidenta, dice mucho de ella y de cómo sentía y vivía el Movimiento.
DESPEDIDA
“El 7 de noviembre los responsables del Movimiento ACO elegimos a la Presidenta, que estará durante tres años asumiendo esta responsabilidad.
A mí me toca deciros adiós, y voy a hacerlo con unas palabras habituales y sencillas a la vez: Gracias, Perdón, Te lo pido, Señor. Estas palabras siempre llevan un contenido y un mensaje.
Gracias, por haber descubierto al Movimiento ACO de Barcelona hace 10 años. Yo quiero al Movimiento, a su historia que ha sido hecha por la constancia y el coraje y la voluntad de todas aquellas personas que nos han precedido. Hoy también sigue la historia con aquellos militantes comprometidos que creen en un mundo nuevo a construir. Por todos aquellos que militan... en el Sindicato, en la política, en asociaciones cívicas y en otras organizaciones en favor de la paz. También por todos aquellos que están inquietos y buscan... Con muchos de estos militantes he podido compartir todas estas inquietudes, las dudas, aquello que nos une, todo aquello que destruye al hombre, que le separa...
Gracias por todos los encuentros, la amistad de tantas y tantas personas que he encontrado a lo largo de estos tres años: Comité, Zona, Equipo, Jornadas, Semana Santa, etc. También con militantes de otros movimientos: JOC, JOBAC, GOAC...
Gracias por haber podido colaborar con personas responsables en las organizaciones del Mundo Obrero y de la Iglesia.
Gracias por la mutua estima, auténtica tolerancia constructiva.
Gracias por tanta amistad verdadera, y a todos aquellos con los cuales he podido compartir la misma fe.
Perdón, Señor. A lo mejor he chocado con algunos por mi modo de ser... Sin duda me ha faltado paciencia. He juzgado muy deprisa...
Te pido Señor, que te quedes con nosotros. Escucha con atención. Abre tus oídos a toda esta comunidad de creyentes, a todo el movimiento ACO.
Estamos en un tiempo difícil, en unos momentos en que estamos tentados de acomodarnos y buscar soluciones individuales.
La solidaridad: creemos en ella.
Te pedimos, Señor, que tu espíritu de acogida, de fraternidad, anime nuestros corazones. Tú nos invitas a vivir y a compartir la vida. Que tu Espíritu nos ayude a saber y a querer compartir todo aquello que hoy nos hace vivir.
Te pido, Señor, por los jóvenes... por todos aquellos que están en proceso, en contacto con ACO, que encuentren una Comunidad acogedora.
Te pido, Señor, de estar atentos, abiertos, no queremos encerrarnos en hermosos recuerdos. Queremos ser fieles a los signos de los tiempos.
Al final, te pido, Señor, que concedas a la nueva presidenta Josefina tantas alegrías como las que Tú me has dado.
También puede leerse este post que ha escrito Mercè Solé donde destaca el papel pionero de Maria como trabajadora familiar en un programa de atención a la gente mayor de Cáritas. Puedes encontrarlo en el nuevo blog A jornal de la Pastoral Obrera de Cataluña en el portal CatalunyaReligió (en catalán): https://www.catalunyareligio.cat/ca/blog/jornal/maria-aran-treballadora-familiar-301808
Y este texto de despedida de sus compañeras del Instituto de Misioneras Seculares:
Se ha ido María Aran de vuelta a Dios.
Se nos ha ido una compañera IMS, una amiga de muchos años y de experiencias compartidas.
Juntas abrimos camino al IMS, en el norte de Francia, ella en Mardreguer y Henin Fietord, nosotras en Bélgica.
Siempre entre los pobres de un lado y de otro. Primero con las familias argelinas, ayudándoles y enseñándoles a integrarse en nuestra cultura europea.
Algunos recuerdos: con un guante de felpa mojado limpiaba a los críos y los mandaba al colegio, luego enseñando a las madres en sus tareas. Siempre con los pobres y con medios pobres. Se lamentaba un día de que en esos ambientes no cabía la palabra Jesucristo. El Abbe Barbrén de la Misión Obrera le dijo: “Ustedes son Cristo, y eso basta”.
Y luego en Barcelona a seguir con lo mismo, aportando su experiencia de trabajadora familiar, y así colaboró en la formación de las trabajadoras familiares de España. Vivió en un barrio obrero, colaborando en el Centro Cívico, los grupos de mujeres, el comedor social, los emigrantes... Se implicó sobre todo en su Parroquia, en ACO, en el «Col·lectiu de Dones en l’Església» y se solidarizó para solucionar problemas que se presentaban, como cuando se le pidió ayuda en «Lligam», la casa de acogida para presas. Su capacidad de trabajo la puso con generosidad al servicio de quien lo necesitara, con naturalidad, con alegría, porque hizo del evangelio vida: «Os dejo dicho esto para que compartáis mi alegría y así vuestra alegría será total. Este es el mandamiento mío: que os améis unos a otros como yo os he amado» (Jn, 15,11-12).