Toda nuestra vida es Adviento, Dios está viniendo.
Él viene en su Palabra, en su Espíritu que nos da la fe,
en los sacramentos de la Iglesia, en las luchas y alegrías de la vida,
en cada uno de nuestros hermanos y hermanas,
sobre todo en los más pobres y sufrientes.
Hay que saber esperar a Dios.
Hay que saber buscar a Dios. Hay que saber descubrir a Dios.
Y mira que hay muchos que se cansan de esperar,
porque les cuesta afrontar la vida
porque los poderosos siguen aplastando a los débiles.
Nos cuesta buscar a Dios en el día a día,
en el trabajo, en casa, en la calle,
en la lucha por los derechos de todos, en la oración,
en la fiesta alegre de los hermanos unidos,
e incluso más allá de la muerte.
El maíz y el arroz están naciendo, bellos.
Ha llegado el Adviento.
Luego llegará la Navidad.
Dios llega siempre.
Abramos los ojos de la fe.
Abramos los brazos de la esperanza.
Abramos el corazón del amor.