En este escrito quiero relatar cómo me ha afectado la enfermedad de mi esposa, Pepita. Dado que la vivencia es muy extensa, me voy a detener sólo en los aspectos más trascendentales, aquellos que me han hecho cambiar la vida, unos para mal y otros para bien. Por mi conciencia, mi fe, mi obrar, he descubierto que esta experiencia ha despertado en mí unos valores que tenía dormidos o no los había practicado.