Dios es el incognoscible, el trascendente: inalcanzable para la mente humana. Un misterio.
Por eso, a Dios no se le puede conocer sino a través del amor y, para los cristianos, por las enseñanzas de Jesús, que todo es amor.
En todo cuanto no sea amor no busquemos a Dios. Fuera de nosotros tampoco. Lo tenemos en nuestro interior.
Una parte de mi vida me ha tratado muy mal. Me ha hecho sufrir mucho. Dios no ha intervenido en ello, porque Dios no puede producir sufrimiento, puesto que es amor. Por eso no puedo dar gracias a una parte de mi vida.