(Crónica de Ana María Giménez y David Masobro) Los días 22 al 26 de agosto pudimos participar en los Ejercicios de Verano organizados por ACO: "La Misión del Pueblo que sufre". Para nosotros fue la primera vez que hacíamos unos días de retiro a partir de los textos del Antiguo Testamento, concretamente los cuatro cantos del Siervo de Dios que encontramos en el libro del profeta Isaías. Sin embargo, tuvimos la suerte de tener con nosotros a Fernando Rivas, consiliario de ACO de la diócesis de Madrid, el cual hizo que el texto fuera asequible, cercano, delicado y arraigado en la vida de Jesús y en nuestra propia vida. Fernando, con la ayuda del libro de Carlos Mesters, La misión del pueblo que sufre, nos mostró que se puede hacer una lectura comunitaria y actual de estos textos, ya que la situación de profunda crisis de los que los escribieron es muy parecida a la nuestra.
El pueblo de Israel vive en el exilio, como un emigrante en tierra extranjera. Es una nación derrotada, triste, sin puntos de referencia como pueblo, que ha perdido toda esperanza y no encuentra quien la consuele (Lam 1,2; 2,13). Desde estos textos pudimos orar y reflexionar sobre situaciones concretas de personas de nuestro pueblo: las causas y consecuencias de su sufrimiento y rotura interior y cómo son capaces de sobrevivir en una "tierra de sufrimiento".
Los cantos del Siervo de Yahvé nos mostraron que, sin embargo, es posible vivir siendo una semilla de resistencia contra la opresión de los poderosos, luchar a contracorriente, sin contaminarse del estilo de vida del poder y siguiendo el estilo de vida de Dios, el cual nos ha llamado para ser "luz de las naciones" (Is 42, 6). Este canto nos ayudó a valorar y orar por todas aquellas personas e instituciones que son semilla de resistencia, base del nuevo pueblo de Dios llamado a hacer germinar una nueva sociedad. Sólo si somos semilla escondida puede crecer un vástago de esperanza que solo despertará de un pueblo que resiste y mantiene viva y escondida la luz de la esperanza. ¿Cuál puede ser nuestra misión concreta? ¿Como podemos injertarnos en el proyecto de Dios, a pesar de las resistencias que encontramos a nivel personal y social? Sólo podremos seguir luchando si tenemos el Señor cerca, si encontramos en él consuelo y ayuda (Cf. Is 50, 7), quedamos unidos a su Palabra, nos convertimos en otros siervos de Dios y discípulos del Cristo pobre, sufriente y compasivo.
Los ejercicios también fueron un tiempo de reencuentro con otros compañeros de ACO, con los que ya hace tiempo que compartimos una parte de nuestro verano y consideramos ya una pequeña familia. Agradecidos por las eucaristías diarias, muy vividas y participadas y por la oración que cada uno preparó desde la Palabra y desde la vida. Agradecidos también por los ratos en la piscina, por las conversaciones y sonrisas y por las sesiones de astronomía y yoga. Muchas gracias, Fernando, por tu sabiduría y sensibilidad y gracias a todos los que quisisteis compartir estos ejercicios con nosotros.