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"MMTC, Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos, Nantes (Francia) del 12 al 21 de octubre 2009. Conclusiones del Encuentro Internacional sobre el tema Trabajadores inmigrantes y mundialización".

Julio 17/Admin/

« Trabajadores migrantes y mundialización »

Con este tema se celebró en Nantes (Francia), del 12 al 21 de octubre de 2009, el encuentro internacional del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos. El encuentro consistió en diez días de intercambios y debates intensos, en medio de una verdadera fraternidad “sin fronteras” para los 150 delegados presentes, representantes de 44 movimientos nacionales de 4 continentes (Europa, Américas, África y Asia).

En base a ponencias sobre la realidad mundial de las migraciones, a testimonios y profundizaciones teológicas, y a encuentros con los protagonistas presentes sobre el terreno en Francia, los delegados compartieron sus propias vivencias, descubrieron otras realidades y trataron de definir líneas de acción.

Las migraciones: ¿un nuevo fenómeno que afecta fundamentalmente a los países del norte?

En realidad, los flujos migratorios son un hecho constante en la historia de la humanidad. Es difícil e incluso imposible impedir la movilidad de los seres humanos.
En todas las épocas de la historia hubo hombres y mujeres que emigraron por razones económicas, políticas, sociales, culturales, etc.
Hoy en día existen unos 200 millones de migrantes internacionales en un mundo de más de 6 mil millones de habitantes, es decir un 3 % de la población mundial.

Como se desconoce a menudo en los países del Norte, el 80 % de las migraciones en el mundo suceden de países del Sur hacia otros países del Sur.

A diferencia de lo que también se cree generalmente, los candidatos a emigrar a los países del Norte (que representan sólo un 20 % de las migraciones mundiales) no son los más pobres o los más necesitados. Son en la mayoría de los casos personas con cualificaciones y diplomas y sus familias pudieron costearles el viaje. Para los países de acogida representan una mano de obra a menudo joven, motivada, formada. Su contribución es por tanto una baza para la economía del país de acogida aun si los empleos que se les ofrecen suelen requerir cualificaciones inferiores a las que tienen.
Abocados al exilio por razones políticas o económicas, estos hombres y mujeres cualificados no pueden participar del desarrollo de su propio país que se ve privado así de sus valiosas competencias.

Por tanto, las migraciones no son masivas (como pretenden algunos gobiernos), ni están protagonizadas en su mayoría por clandestinos o personas sumidas en la miseria.
Los migrantes son un apoyo fundamental para la economía del país de origen
Se estima el importe de las remesas de los inmigrantes en el mundo a unos 300 mil millones de dólares, es decir un importe tres veces mayor al dedicado al desarrollo por los gobiernos (unos 104 mil millones de dólares).

Por tanto, es esencial la contribución de los inmigrantes a su país de origen. Además, los migrantes participan a menudo en la financiación de proyectos comunitarios para compensar la ausencia o falta de políticas de los Estados (salud, enseñanza, pequeña agricultura, etc.).

Las migraciones: un fenómeno acentuado por la mundialización económica

La crisis económica mundial demuestra que la economía de mercado “libre”, sin reglas ni límites, no puede crear un mundo más justo y equitativo. A través de las vivencias de sus miembros, los representantes de los movimientos del MMTC demuestran que los trabajadores y trabajadoras fueron las primeras víctimas de esta crisis, en particular en el Sur. La falta de democracia, la corrupción, la falta de futuro por los jóvenes, la miseria, el hambre, en particular en el mundo rural, provocan un aumento de las migraciones internas (del campo a la ciudad) o externas (hacia países vecinos o mucho más alejados del país de salida).

Desafíos a acometer para alcanzar un mundo más justo y más solidario

La globalización económica nos obliga a una nueva reflexión sobre los fenómenos de migración. Hay que salir de la visión de la inmigración como peligro permanente, hay que salir de un miedo a menudo alimentado por algunos políticos. Las políticas de seguridad y represión instauradas por los países del Norte demuestran tener sus límites y se ven abocadas al fracaso. Es importante denunciar también la hipocresía consistente en “cazar” a los clandestinos cuando muchos de ellos tienen un empleo permanente y contribuyen de forma activa a la economía del país de acogida.
No es aceptable que la regulación de los flujos migratorios se haga sólo en función de las necesidades de la economía de los países del Norte, según lo que dicte el mercado y en contra de la unidad familiar. Sólo se llegará a una solución sostenible con acuerdos equitativos negociados entre el país de origen y el de acogida en vista a un desarrollo solidario.

Por una gobernancia mundial

Aunque parece una perspectiva difícil y lejana, es imprescindible la instauración de una gobernancia mundial de las migraciones. La crisis económica, como consecuencia del fracaso de las políticas neoliberales, nos obliga a salir del sistema apremiante de interdependencia entre los Estados, para abrir una colaboración entre socios directos. Una de las pistas podría ser la proclamación de un derecho de ciudadanía que no esté vinculado a la nacionalidad. Es preciso acabar con la "diferencia de derechos” en la que se encierra a los inmigrantes para darles a éstos un auténtico “derecho a la diferencia”.

Toda esta reflexión es una llamada a un cambio progresivo que vaya superando las fronteras culturales y los tópicos; el extranjero debe verse como hermano en la humanidad, como oportunidad en lugar de amenaza para un desarrollo óptimo de unos y otros.

«No hay extranjeros en la casa del Señor »

Valiéndose del mensaje del Evangelio, los delegados de los movimientos reafirmaron que seguir la llamada de Jesús es luchar por el advenimiento de un mundo más justo y más humano. No hay extranjeros en la casa del Señor. Reafirmaron asimismo que la solidaridad es « la firme y persistente determinación a obrar por el bien común, es decir por el bien de cada persona, ya que todos somos responsables de todos. » (Sollicitudo Rei Socialis).

« ¡Abramos el futuro a un mundo solidario! »

Así se titula el nuevo plan de acción para los próximos 4 años tal y como lo adoptaron los delegados en Nantes. En dicho plan, se reafirma la determinación a continuar la lucha, en todos los países y a nivel internacional, en favor de un nuevo orden económico mundial basado en la satisfacción de las necesidades de todos y todas, actuando en particular:

  1. Por el derecho de los migrantes a la salud, educación, protección social, vivienda, ciudadanía, trabajo con el mismo estatuto que el de los trabajadores del país de acogida.
  2. Por una auténtica cultura de la paz, luchando en particular contra la corrupción en todos los países.
  3. En favor de la defensa de los derechos de los trabajadores y en particular en favor de un trabajo decente que respete la dignidad de hombres y mujeres y les permita vivir de forma decente.
  4. En favor de la igualdad entre hombres y mujeres en la vida civil, política, social y económica.
  5. Por un desarrollo solidario entre el Norte y el Sur, que respete los pueblos y las culturas.

Al finalizar el encuentro, los delegados renovaron la directiva del movimiento mundial por un mandato de 4 años: Fueron elegidos:  

- Dos copresidentes 1 hombre y una mujer con cargos iguales (Níger y Brasil)    
- Una secretaria general (Alemania)
- Un tesorero (Francia)
- Seis miembros del Consejo Internacional: 2 hombres y 4 mujeres. (Europa, Asia, África, Américas)


Contacto: Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos , 124 Boulevard du Jubilé  1080 BRUXELLES (Bélgica)
Página Web: www.mmtc-infor.com            Correo electrónico: info@mmtc-infor.com



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