"Queremos reiterar firmemente nuestro compromiso de actuar de manera colectiva en la defensa de los hermanos con el convencimiento de que la acción social compartida multiplica, mientras que la acción individual aísla. Y que esta es nuestra manera de responder a la llamada de Jesús para construir aquí el Reino", esta es la frase final del manifiesto que leyeron todos los asistentes a la eucaristía que ponía punto y final a la celebración de la Jornada General que este año ha llegado a la 62ª edición.
Durante todo el día estuvo bien presente la realidad de sufrimiento y falta de dignidad de los inmigrantes y los refugiados, que son los crucificados de la actualidad. El jesuita Quim Pons, lo recordó en varias ocasiones en su ponencia, explicando la situación de los Centros de Internamientos para Extranjeros. También se encarnaron en las oraciones de la eucaristía que presidió el consiliario general, Josep Jiménez Montejo, que concelebró con algunos de los consiliarios de las diferentes zonas y diócesis del movimiento.
La Jornada General ha servido para recordar el trabajo realizado durante el curso pasado "La fe en Jesucristo, motor para vivir y compartir" y que ha puesto de relieve la necesidad de conocer más y mejor a Jesucristo y "reconocerlo como motor, aun más, como aguijón e impulsor de nuestra vida, una vida vivida con sentido siguiendo sus pasos", tal y como indica Jiménez Montejo en la introducción del Plan de curso. Para este curso, la prioridad "Pasemos de la indignación a la acción transformadora" debe permitir, enraizados en la esperanza, comprometerse en la transformación y la humanización de la realidad más cercana.
Pons remarcó que su experiencia con los refugiados en África le permitió calibrar "la fuerza de la presencia" y como esto era semilla de esperanza en personas que estaban pasando por un trance vital. "El plus que añadimos los cristianos es la espera cuando todo apunta a que ya no vale la pena esperar. La esperanza es lo que refuerza nuestra lucha diaria", añadió. Pons también puso en el centro de la militancia las bienaventuranzas y destacó que "no son una utopía, son un horizonte de felicidad, que ya se está dando entre nosotros como un pequeño grano de mostaza".
Montse Ribas se ha despedido como presidenta después de haber hecho este servicio los últimos cuatro años y ha recibido afectuosas muestras de agradecimiento por parte de la militancia y el Comité Permanente. Este puesto de responsabilidad está vacante ya que, de momento, no se ha presentado ninguna candidata.