En esta Jornada de Consiliarios de 2017, celebrada en la casa Betania de Cornellà de Llobregat, el 24 y 25 de febrero, pretendíamos recordar, recuperar, pasar revista a lo que siempre hemos llamado acompañamiento. Se trataba de rescatar y volver a tomar conciencia de la importancia de este aspecto de nuestra tarea que consiste en desvelar, acompañar y cuidar de las diferentes vocaciones de los militantes, de modo que puedan descubrir, llevar a cabo y contemplar la propia vocación. Y eso hacerlo con ellos, estando a su lado, y hacernos presentes cuando convenga y sea oportuno, para que la inclinación natural a implicarse en una acción u otra, pueda ser vivida como una llamada de Dios. Una llamada que consistirá en hacer presente el Evangelio allí donde están y se implican.
En el fondo se trata de acompañarlos para que se descubran y se contemplen como la mano extendida de Dios que se hace presente y acaricia su pueblo más pobre y precario, el más débil y menospreciado. En resumen, es una invitación a profundizar en la espiritualidad militante, de forma que la acción sea vivida como una participación en la acción de Dios, y que esta acción sea la continuación de la Eucaristía, la implicación en la donación de Jesucristo por amor. Sí, se trata de acompañar el hecho de trabajar con Jesús y con el Padre: Mi Padre sigue trabajando, y yo también trabajo (Jn 5,17). Sí, y los militantes con ellos.
A hacer este trabajo, y reflexión, nos ayudaron Joan Ramon Marín, viernes, 24 de febrero, por la noche, con un Estudio de Evangelio sobre la vocación de Jesús (en catalán), siguiendo el capítulo 6 de Marcos. El sábado 25, por la mañana, nos acompañó Josep Hortet, consiliario de largo recorrido, que nos aportó su experiencia (en catalán), bien destilada por los años y por los muchos militantes que ha acompañado. A los dos, muchas gracias. Estuvieron con nosotros Jesús Jiménez, el viernes, y María Martínez, el sábado, presidente y presidenta de ACO.