Me preocupa la situación actual que estamos viviendo en Cataluña, tanto por la incertidumbre del callejón sin salida político actual, así como por la dinámica, cada vez "menos pacífica" que se va generando en nuestro país. Bien mirado, si lo comparamos a las manifestaciones masivas a partir del 2012, y no digamos el 1 de Octubre, donde frente a la brutalidad policial, fuimos capaces de dar una lección de pacifismo y de no-violencia activa que dio la vuelta al mundo.
Es por eso que pienso que, ante una espiral cada vez más violenta y agresiva por parte del gobierno español, tenemos que estar muy atentos para no caer en su provocación descarada y que, no sólo vulnera todos los derechos a unas aspiraciones legítimas de Cataluña como país libre, sino también contra las personas concretas que han liderado el proceso y que son sus representantes elegidos (Encarcelamientos y Exilio)
Quizás ha llegado el momento que estos líderes políticos y sociales deben dejar muy claro y decir bien alto que la violencia no es el camino, ya que podemos caer en su trampa represiva que justificará el levantar el listón represivo y violento, cada vez más alto contra personas, instituciones y derechos.
Y a la vez, pienso que como Iglesia de Cataluña, que hasta ahora y como colectivo de obispos catalanes y curas, se ha posicionado muy bien en el proceso catalán, pienso que tal vez se hace necesario que, ante el momento de incertidumbre actual, dejemos bien clara cuál es la respuesta cristiana, la que nos viene del seguimiento de Jesús y que se basa en el amor al enemigo. Este es el principio fontal y la matriz de la que emana el sentido de la no violencia activa. Y que, en nuestro tiempo, la han plasmado y universalizado sus apóstoles como Ghandi, Luther King. Y también, otros, como nuestro Pere Casaldàliga, catalán universal, que en 1977 decía: "Estoy contra toda violencia y contra todo lo que atenta contra los derechos humanos, ya sea en América Latina o Siberia".
Con esta humilde aportación sólo quisiera manifestar mi preocupación como catalán anciano, ante el momento difícil que estamos viviendo en Cataluña. Y espero que la espiral de violencia extrema de parte del estado español, y que, cada día va a más puede, por reacción espontánea, generar un efecto dominó, cada vez más proporcional y peligroso de nuestra parte.
Jordi Fontbona