[Diócesis de Vic] Bajo el lema “CONSTRUIR UNA COMUNIDAD Y NO MORIR EN EL INTENTO. Signos del Reino de Dios” la ACO de la diócesis de Vic organizamos un encuentro de formación el pasado 12 de marzo en la parroquia de Montserrat, en La Balconada en Manresa, con unas veinte personas asistentes entre militantes de Manresa, Igualada y Ripoll e invitados de la propia parroquia y otros movimientos.
El conductor del tema fue Pepe Rodado, que hace de camarero-limpiador en una residencia de jóvenes deportistas, es consiliario de ACO y de la JOC de Nou Barris y colabora en las parroquias de Torre Baró y Vallbona, de Barcelona. Pepe expuso que, ante la preocupación sobre las dificultades que hay para hacer comunidad, enseguida ve que nuestras preocupaciones también son las suyas. Se ordenó el encuentro siguiendo el esquema de RV de forma abierta. Así pues, todos haremos aportaciones y a la hora del juzgar, se dirá alguna pista que ha pensado.
Se comienza un VER.
Es necesario que primero nos demos cuenta de que no estamos solos. Si vemos que sólo somos los que ahora estamos aquí, no hacemos una buena lectura, la comunidad se extiende más allá de nuestro grupo.
Preguntémonos, pues, cómo podemos hacer comunidad; sobre los signos del Reinado de Dios que vemos hoy.
Démonos cuenta también de la diferencia que existe entre laicidad y laicismo.
Hablamos de un mundo al que Dios sostiene y le da la sal y el gusto a la vida.
¿Cuándo hacemos comunidad qué queremos decir?
¿Entendemos la comunidad circunscrita sólo al ámbito de la Iglesia o vemos que es necesario que la comunidad tenga también una dimensión que abarque a toda la sociedad?
Debemos aprender a tener una conciencia colectiva, de comunidad. Hablar de hacer comunidades no significa encontrar la forma de llenar las iglesias...
Algunas aportaciones
Entramos en el JUZGAR.
Características fundamentales de la comunidad.
La antropología nos dice, y también la tradición cristiana, que somos humanos junto a los demás. Nacemos en una familia de la que recibimos cultura y valores que dependen mucho del lugar en el que vivimos. No somos nada sin los demás. Y los demás también nos condicionan. En Japón hay jóvenes que nunca salen de su habitación y en nuestra casa son muchos los jóvenes que pasan horas y más horas frente a la pantalla.
La historia del movimiento obrero muestra una experiencia que se ha construido y formulado desde la explotación y de la que ha surgido una rebelión. En la lucha por la paz, la tradición que viene del movimiento obrero es esencial. Hoy los sindicatos están centrados en los problemas de los trabajadores que tienen trabajo y contrato de trabajo y dejan fuera a todos los que viven precariamente. Su capacidad profética se ha convertido en algo vacío, sin sal. La historia, que antes era colectiva, ahora se ha convertido en individual: mientras me solucionen mi problema ya tengo bastante.
Tener fe en Jesucristo y su Reino; es necesario librar el Reino de la referencia geográfica que siempre tiene la palabra reino, y que presenta a los reyes como dueños de un territorio. Es mucho más acertado decir reinado, o sea el lugar donde está Dios, y personas que le abren el corazón y que confían en él. Es necesario entender el Reinado de Dios con un sentido de comunidad. Y una comunidad en la que cada miembro sea plenamente reconocido. No como la sociedad marxista rusa que se entendía el grupo como un instrumento de poder, y las personas concretas quedaban ignoradas. Es necesario vivir la comunidad desde Jesús, y no solo sino con los demás.
Desde la fe somos comunidad y captamos a Dios como Padre, Hijo y Espíritu. Nuestro Dios no es un Dios solitario, sino solidario. O sea que desde Jesús hay que tener una preocupación por los de alrededor. El Reinado de Dios es un proyecto de fraternidad, entre hombres y mujeres sin exclusión alguna.
Se nos empuja por la sociedad neoliberal, y nos gusta pensar que el pobre, el marginado, lo es por su culpa; que se espabile, porque han querido. A menudo hemos descabezado el mensaje de Jesús haciéndolo algo vacío, sin sal, sin carga revolucionaria, ni contracultural, ni provocativo. Él dijo bien claro que el discípulo no es más que su maestro. Francisco de Asís lo dice bien claro: Donde falte amor pon amor y encontrarás amor. O sea pongamos comunidad donde no hay comunidad.
Unas mujeres que rezaban el rosario y eran menospreciadas por militantes sociales, en su ámbito (todos tenemos un ámbito que sentimos más cercano) eran grandes militantes del amor y de la comunidad. Se afanaban mucho por cuidar de sus hijos y de los nietos.
Mensaje de Cuaresma: Convertíos (daos en cuenta) que el Reino de Dios está con nosotros; darnos cuenta de los signos del RD que hay en nosotros. Bienaventurados los limpios de corazón porque verán a Dios. Lo decía siempre el obispo Joan Carrera.
En el Cuaderno de Cristianismo y Justicia n. 226 titulado Recuperar los bienes comunes, reivindicar el buen vivir, se habla de dos formas de entender la vida.
En nuestro mundo dominado por los mercados todo es mercancía; todo se rige por los valores neoliberales, el individualismo, el éxito individual, la naturaleza separada de la vida, la propiedad frente los derechos de las personas.
Por otra parte, los principios del bien común son otros: fomentar los vínculos sociales y unas formas de gobierno donde nadie sea excluido.
Ahora el Sínodo de los Obispos nos piden que opinemos. La economía debe ser social y ya existen muchas iniciativas que no tienen en su centro el beneficio económico. Son muchos los que no están de acuerdo con el actual modelo económico capitalista. No se ha llegado al final de la historia como ellos quisieran.
La Revisión de vida es una experiencia comunitaria de primer orden, algunos que lo ven desde fuera lo captan como un momento privilegiado. Un sitio con un potencial comunitario de primer orden.
Tocar con los pies en el suelo es necesario, imprescindible pero la lectura de la realidad puede convertirse en muy dura y hay que complementarla con la esperanza.
Darse cuenta del alcance del cambio climático puede generar angustia; sin embargo, hay que compensar el pesimismo de la razón con la esperanza del amor. Una esperanza en Dios que cumplió su palabra en Cristo resucitado. Otro Dios es posible. El Padre, el Hijo y el Espíritu forman una comunidad: nuestro Dios no es un cuento, solitario, ceñudo.
En la tierra podemos arraigar la esperanza como motor de transformación social.
Podemos releer el Padrenuestro fijándonos en sus referencias comunitarias.
Padre nuestro; no sólo mío
Venga a nosotros tu reino; a todos no sólo a mí ya los míos
Nuestro pan de cada día dánoslo; El pan de todos no sólo el mío, a todos, no a unos pocos
Y perdona nuestras culpas así como nosotros perdonamos; a todos, no sólo a mí, las culpas de todos, que el perdón, la salvación no sea individual
Y no permitas que caigamos en la tentación y líbranos. A todos
de cualquier mal. Amen.
Preparamos el ACTUAR.
Cuestiones: