Las mujeres continuamos en una amplia mayoría ocupando las categorías más precarias tanto con respecto al trabajo como en situación de desocupación. Nuestros ingresos, subsidios y pensiones son menores y a menudo inexistentes, aunque frecuentemente somos las mantenedoras del hogar, económica y afectivamente, en especial en las familias monoparentales.Y ante la situación actual de crisis, la discriminación y la injusticia nos hace más vulnerables; la precariedad y la pobreza en todo el mundo tiene rostro de mujer.
Con la incorporación de la mujer al mercado laboral, dado que los hombres mayoritariamente no se han “incorporado” al reparto de las tareas de cuidado de las personas, se ha creado un vacío en el trabajo doméstico y de atención que el sistema no ha cubierto. Al contrario, se ha desplazado el problema a otros países donde las mujeres inmigrantes han dejado desatendidas a sus familias para atender a las nuestras.
Las mujeres seguimos sufriendo violencia, acoso y maltrato psicológico y sexual en el hogar y en el puesto de trabajo. Aunque el discurso de lucha contra la violencia hacia las mujeres se mantiene, los recursos para servicios de atención se limitan mientras que con la crisis aumentan los comportamientos violentos y disminuyen las posibilidades económicas de las mujeres para salir adelante.
Vivimos en un modelo que cambia poco y lentamente, un modelo donde prima el dominio sobre el otro (naturaleza y personas, especialmente las mujeres) y producir para consumir, por encima del valor de ser personas corresponsables de nuestra comunidad humana. No son razones económicas las de nuestra marginación, más bien al contrario, es precisamente esta marginación la que la economía y la sociedad no se puede permitir.
Nosotros, mujeres obreras y cristianas, acogiendo el mensaje de Jesús de Nazaret que nos propone que buscando el Amor y la Justicia todo hombre y toda mujer puede vivir con dignidad hacia su plenitud, pedimos a todos los gobiernos, empresas, instituciones, escuelas, colectivos y hogares que:
Las mujeres de los Movimientos Cristianos y Obreros de Cataluña y Baleares nos solidarizamos con todas las mujeres que sufren injusticia y nos comprometemos a construirla a todos los ámbitos donde nos encontramos.
MOVIMIENTOS OBREROS CRISTIANOS DE CATALUÑA Y BALEARES: (ACO, GOAC, JUEGO, MIJAC), CURAS OBREROS, RELIGIOSAS/OS EN BARRIOS Y DELEGACIONES DE PASTORAL OBRERA DE LAS DIÓCESIS DE CATALUÑA