«De los curas rojos no se ha escrito y debemos conservar la memoria histórica.» El historiador y militante de ACO de la diócesis de Madrid, Juan Antonio Delgado de la Rosa, ha dedicado cuatro años a investigar la trayectoria, los escritos (más de 13.000 artículos publicados) y la espiritualidad del jesuita José María de Llanos, conocido como el «padre Llanos» y por haberse encarnado en El Pozo del Tío Raimundo.
El pasado 30 de marzo, Delgado participó en la mesa redonda «Llevar el Evangelio hoy a las periferias de la ciudad», en la que estaban la religiosa teresiana Viqui Molins, el escolapio Josep M. Monferrer y la directora de Migra Studium, M. Carmen de la Fuente. En este contexto se presentó el último libro de Juan Antonio: El profetismo del Padre Llanos. El acto se hizo en la Librería Claret convocado por Cristianismo y Justicia, Jesuitas Cataluña y ACO. El libro puede adquirirse en la misma Claret.
Juan Antonio, que también ha estudiado y publicado un libro sobre Díez-Alegría, gran amigo de Llanos, —y actualmente está trabajando sobre la biografía de Eugenio Royo Errazquin, que fue el primer presidente de la JOC en los años 50— sostuvo que ambos eran «profetas en la frontera y en la perplejidad», subrayando que «tenían una vivencia profunda de las virtudes teologales, pero a su manera.»
«La horizontalidad es clave: los empobrecidos te marcan una manera de entender la vida que no te enseña la teología ni la pedagogía», aportó el escolapio Josep M. Monferrer a partir de su experiencia como educador y activista vecinal durante más de cuarenta años en el barrio de La Mina. Monferrer admitió que «me han enseñado a experimentar a vivir como un marginal para que entienda que les está pasando.» El escolapio subrayó que se siente apoyado por la Escuela Pía y que el hecho de vivir a pie plano con la gente «permite crear relaciones de confianza, estima y protección.»
M. Carmen de la Fuente, por su parte, puso sobre la mesa la experiencia de dirigir durante nueve años la Fundación La Viña, una entidad de acción social que trabaja en los barrios de Bellvitge y el Gornal. «Cuando convivo con personas pobres, sencillas, frágiles, siento que estoy más cerca de la experiencia que debía vivir Jesús de Nazaret», dijo. M. Carmen destacó que «en la fragilidad Dios tiene espacio y, al mismo tiempo, se trata de una fragilidad fecunda: siendo tu acción más humilde, tu horizonte se hace más grande.»
Viqui Molins, recordó una de las últimas frases que le confió sor Genoveva Masip: «Tú seguirás con los nuestros, ¿verdad?» Para a continuación aclarar que «no me han cambiado los pobres, sino el Evangelio a través de ellos.» Viqui, que vive en una comunidad de religiosas en el barrio del Raval de Barcelona, sostiene que ha descubierto la mística de la calle («más que ver a Dios en los pobres, se trata de que los demás vean a Dios en mí») y la importancia de enraizarse en la barriada. También confesó que «hay que cargar con la impotencia de muchos fracasos», aunque se quedaba con «toda la gente que he conocido desde que trabajo en este mundo.»
Puedes consultar la mesa redonda en la grabación en vídeo y el artículo publicado en Catalunya Cristiana.