El Primero de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores y Trabajadoras, es una jornada reivindicativa en la que conmemoramos la solidaridad de los obreros de Chicago de 1886 y las víctimas de la defensa de los derechos laborales. Hoy, 124 años después, vemos nuevas víctimas de la desigualdad, de la explotación y del paro en el mundo del trabajo. Como cristianos comprometidos en el mundo obrero, tomando como base la realidad que vivimos, los criterios del Evangelio y la convicción de que, por voluntad de Dios, los bienes de la tierra son para todo el mundo, según el principio del pensamiento social de la Iglesia, queremos manifestar públicamente estas reflexiones:
1. Mirando la realidad actual:
• Vemos cómo la sed de ganancias económicas y la especulación han roto las reglas de juego del propio sistema capitalista. No se puede volver a caer en el mismo error. Tenemos que ir a la raíz de las causas de la crisis para actuar en consecuencia. Es necesaria una ética de valores que denuncie las ganancias excesivas y la especulación.
• Somos conscientes que se aprovecha la situación de crisis para ir reduciendo, con impunidad, los derechos de los trabajadores, conseguidos a lo largo de tantos años de lucha y de sacrificio de vidas humanas.
• Constatamos que las grandes multinacionales se sitúan por encima de la pequeña y mediana empresa, y de los trabajadores autónomos, a los que no se les facilita el acceso a los créditos necesarios para realizar su actividad.
• Vemos que va en aumento el desequilibrio social y económico, con sueldos muy elevados de los directivos financieros, empresarios, políticos y deportistas de élite mientras que la situación de los trabajadores, los parados y los pensionistas es cada vez más precaria y la diferencia abismal entre países ricos y pobres se va haciendo cada vez más grande.
2. Partiendo de criterios comunitarios valoramos que:
• El trabajo es un derecho fundamental, no una limosna. Haciendo nuestra la causa de Jesús, que levanta a la persona humana en su dignidad, el trabajo tiene que promover la humanización y la solidaridad. Es indispensable la conciencia colectiva ante el individualismo y la desmotivación laboral.
• El trabajo tiene que estar al servicio de la persona, no la persona al servicio del trabajo. Necesitamos un sistema más comunitario y cooperativo. Tenemos que ser capaces de organizarnos, y no esperar que todo nos venga hecho.
• Si tiene que haber reformas, no tienen que recaer solamente sobre la clase trabajadora, sino que es necesario cambiar el sistema bancario y el sistema empresarial.
3. Compromisos de actuación:
• No transigir ante el retroceso de los derechos de los trabajadores y del trato abusivo a los trabajadores inmigrantes.
• Priorizar los derechos de los que no tienen trabajo o lo tienen en condiciones más precarias.
• Pedimos un control eficaz de la especulación y de los beneficios abusivos de algunas empresas y de la banca
• Motivar a la militancia obrera y sindical con sentido crítico. Acompañar y apoyar a los militantes que se implican.
• Mentalizar contra la pasividad de los trabajadores, que es complicidad con las estructuras de explotación.
• Buscar alternativas al sistema capitalista y consumista, desde una manera de vivir más sencilla, humanizadora y solidaria.
• Ser una voz crítica y voz de los que no tienen voz allí donde estemos.
Como cristianos en el mundo del trabajo, estamos convencidos que no nos equivocamos nunca cuando nos ponemos al lado de los que más sufren la explotación laboral, la discriminación y el paro, y queremos reafirmarnos en este compromiso.
MOVIMIENTOS OBREROS CRISTIANOS DE CATALUÑA Y BALEARES: ACO, HOAC, JOC, MIJAC, CURAS OBREROS, RELIGIOSAS EN BARRIOS Y DELEGACIONES DE PASTORAL OBRERA DE LAS DIÓCESIS DE CATALUÑA.